viernes, 29 de octubre de 2010

Para siempre...

Otro año mas llamaron a la puerta y fue con algo de dificultad hasta ella. La abrió y unos niños le pedían "Truco o trato". Tenía preparados unos pocos caramelos para la ocasión, no es que estuviera de acuerdo con aquella tradición que había venido de las americas pero que remedio, eran niños y los niños siempre eran la alegría de la huerta. Fue despacio hasta el pequeño salón y se sentó de nuevo ante la tele. En realidad no le estaba prestando la mayor atención, no le interesaba lo que echaban y a pesar de tanto canal nunca encontraba nada que la llenara. En ,ya no le llenaba nada, la casa estaba tan vacía como su interior. No supo cuanto tiempo paso mirando la caja tonta por hacer algo cuando de nuevo llamaron a la puerta. Se levanto de nuevo y fue hasta ella, otros niños, otro trato, otros caramelos que cayeron en sus bolsas. Este gesto se repetiría varias veces hasta que se quedo sin una chucheria en la fuente que había preparado esa misma tarde. En la última entrega miro la hora y eran casi las doce... ¿Por qué no?.. Se puso el abrigo y salio a la calle. Ando por las calles donde todavía se veían algunos fantasma, brujas y diablillos. Paseo sin rumbo fijo y llego al parque donde algunos pub ofrecían fiestas de Halloween y la gente entraba y salia disfrazada de aquellos locales. Se cruzo con muchos jóvenes que llevaban provisiones para beber y comer en algún sitio a la intemperie de aquella fría noche... y es que hacía frió, si. El cielo despejado dejaba ver una intensa y hermosa luna llena y caía una helada, o al menos eso fue lo que ella pensó cuando se ajusto mas el abrigo que había cogido al salir. Se acordó de su calentita bufanda que se había dejado en la percha.. la tendría que haber cogido, pensó para sus adentros.
Se sentó por fin cansada, ya no estaba para tanto trote. Recordó cuando ella misma era una joven chica que encandilaba a todos los chicos. Se acordó de sus amigas, de sus amigos, de su amigo.. su amigo especial que un día le pidió que se fuera a vivir con él... de como renuncio por su compromiso con su familia. Su familia, raíz indiscutible en su vida. Toda su vida dedicada a cuidar de su padre y de su hermano cuando su madre murió, toda su vida en aquel piso de donde hacía un buen rato había salido por la puerta... toda su vida...
- Perdona, ¿Estas sola?
Aquella voz... estaba segura, segurisima de quien le hablaba, pero no podía ser, él estaba lejos, en Madrid y siempre que iba al pueblo la avisaba para salir y esta vez no lo había echo.
- Eduardo... ¿Que haces aquí?
- He venido a tu llamada.
- ¿Mi llamada?
- Si... ¿No has pensado en mi hace un momento?
- Pues la verdad.... la verdad es que.... si.... pero... ¿Como lo has sabido?
- No se... pero estoy aquí.
Aquello a Lisa le resulto algo extraño.
- ¿Te estas quedando conmigo?
- Si... eso pretendo... por fin poder quedarme contigo.
Lisa se estremeció, hacía frió y lo noto de nuevo. Eduardo se sentó a su lado y la miro a los ojos. A pesar de los años aún la veía bonita, tenía la piel mucho mas arrugada que cuando la conoció, se notaba el cansancio de los años, del trabajo, del sufrimiento. De una vida entregada a un padre casi invalido y a un hermano solterón de carácter difícil. Se hizo cargo demasiado joven de una casa, de unas responsabilidades que le venían grandes. Tuvo que afrontar dificultades que muchos adultos no podrían haber afrontado. Renuncio a todo, a su único amor por ser mujer de hogar. Todos se fueron, primero su padre y al final su hermano dejándola sumida en un oscuridad que a dudas penas podía alumbrar con algo de esperanza. Mayor, sola... ¿Que había pasado?... en aquella oscuridad encontró las respuestas, quizás si aquella tarde de Octubre en vez de decir que no a la pregunta de su amor hubiera dicho que si habría tenido vida. Quizás habría tenido un hogar, su hogar, unos hijos, a lo mejor nietos..... pero el "No" la sepulto para siempre en vida juntos a aquel a quien debía lealtad por haberle dado a ella la oportunidad del derecho de nacer.
Su amigo, su mejor amigo, su único amigo en aquel tortuoso camino la llamaba puntualmente todos los viernes y venia a verla cuando podía. Salían juntos durante unas horas y en esas horas todo se olvidaba, era como una primavera prematura que había que disfrutar de cada una de sus flores, de su calidez, de sus perfumes. Aquel "No" había dado lugar a una amistad verdadera y única.... ella pensaba para su consuelo por aquellos entonces que era mejor así, disfrutar del buen vino en pequeños sorbitos.
Cuando murió su padre y se quedo a solas con su hermano se sintió desfallecer, aquel solterón tenía muy mal genio, quizás algunas veces demasiado mal genio. Se volvió una sombra en la casa donde siempre estuviera todo a punto, todo en su sitio. Se refugio en la misa y en la oración, en pedir a su Dios que la furia no llegase a desbordar la armonía existente.
El tabaco pobló los pulmones de humo, el alcohol calo el estomago y el hígado y una tarde sin previo aviso el corazón de su hermano pensó que ya no aguantaba mas en aquel torturado cuerpo y dejo de latir.
Al volver del cementerio se sentó en el sofá y miro a su alrededor... y ahora, ¿que?... se pregunto cuando se dio cuenta de que ya no había a nadie a quien cuidar... ¿Se tendría que dejar ella también o era su momento?. Fue hasta el cuarto de baño y se miro al espejo por primera vez desde hacía muchos, muchos años. Estaba vieja, arrugada, estropeada, cubierta de aquel luto que la hacia envejecer mas. Hizo la cuenta de los años que ya acarreaba desde que exhalo el primer suspiro de vida y se supo en los 72... ¿Que podía esperar ya a tan avanzada edad?.
Noto el brazo de él que la rodeaba y un escalofrío le recorrió la espalda, estaba allí, esperando.
- Me gusta el juego de palabras que has hecho.. quiero quedarme contigo.
- No es un juego de palabras, te hablo en serio Lisa.
Lisa lo miro y descubrió la misma sonrisa encantadora de siempre, esa que la transportaba donde solo los enamorados pueden ir.
- ¿Y donde nos quedamos?
El no contesto, se levanto y le ofreció la mano, ella se la cogió gustosa. Hacia tanto frió que la mano de Eduardo la noto helada y creyó que iba a empezar a tiritar. Entonces ocurrió algo inesperado, algo que estaba fuera de todo acto preconcebido. La música de Lorenna Mckennitt empezó a sonar a sus alrededor, la canción de Santiago, esa que tantas veces había oído y que tanto le gustaba. Su cuerpo se aligero y embriagada por una extraña sensación empezó a bailar al ritmo de la música. El Frió se escapo poco a poco y la luna se hizo mas brillante y cálida, cerro los ojos, no quería pensar en nada, quería disfrutar de aquella nueva primavera que había entrado de sopeton y sin anunciar en su entristecida vida. Cuando se extinguió aquella primera canción sonó otro que también conocía, era la primera canción que habían bailado juntos a petición de ella, "Every thing a do... I do is for you..." Cantaba Bryan Adams mientras estaban abrazados totalmente disfrutando de la balada... "Todo lo que hago, lo hago por ti"... oyó la voz de Eduardo como un susurro en sus oídos... ¿Te vienes conmigo para siempre?... le pregunto de nuevo... Ella no contesto, no le salía la voz, pero cabeceo un suave si. Se separaron y extrañada vio a un joven Eduardo como el de entonces, con todo su pelo, sin ninguna arruga, con aquella adorable sonrisa y aquellos profundos ojos que le enamoraron. Ella lucia su larga cabellera rizada y castaña que le caía en cascada por la espalda, sus arrugas habían desaparecido y vestía un precioso vestido blanco, ligero y largo hasta los pies. No estaba cansada, todo era luz a su alrededor, la música sonaba todavía de fondo y abrazados se adentraron en el paraíso.... para siempre...
Sonó el teléfono móvil con insistencia y Atenea lo cogió con sueño, miro la pantalla y vio el nombre de Miriam.
- Dime Miriam...
- Ate, tengo que darte una mala noticia, anoche tuvo un accidente Eduardo cuando venia de Madrid con su coche y se ha matado...
Atenea contuvo la respiración.... Eduardo se había matado....
- ..y a Lisa se la han encontrado esta mañana muerta en el parque, por lo que se ve...
La voz de Miriam se extinguió.... Edu y Lis.... los dos, el mismo día.... no podía ser....
- Miriam... necesito un café...
- Nos vemos donde siempre y me lo tomo contigo...
- Dentro de media hora...
Atenea colgó el teléfono y se metió en la ducha. Dejo que el agua caliente cayese un rato sobre ella y entonces creyó verlos... pensó que era una alucinación, pero entre el vapor supo que no era así y tuvo la certeza de que el destino por fin los había unido mas allá de la eternidad.

miércoles, 6 de octubre de 2010

La casa de las Diez Ventanas

XX

Abrió la puerta y vio el gran ataúd doble. No podía resistirse a verlos por última vez. Estaban uno al lado del otro cogidos de la mano y parecían sonreír. Crist los miraba en silencio y unas lagrimas de nuevo asomaron a sus mejillas, sabía que era la ultima vez que contemplaría esos rostros.
- Crist, no llores.
Crist se asusto un poco.. esa voz… era su voz..
- No te asustes, somos nosotros.
- Tus abuelos.
Crist los sintió, estaban allí en la estancia, gráciles, etéreos. Un escalofrió le recorrió la espalda.
- ¿Abuelos?.- preguntó casi sin voz.- ¿Cómo es que estáis aquí?
- Por que vivimos en ti.- Oyo decir a la anciana.- Lo que contemplas es un cuerpo inerte, lo que sientes en tu corazón es el contacto de nuestras almas al compás de tus sentimientos. Estaremos siempre contigo, siempre que tu nos recuerdes. Viviremos en ti, veremos por ti.
- ¿Por qué este final?
- Es la única forma de poder acceder a sitios que tu aun no entiendes.- Era su abuelo el que hablaba ahora.- De abrir puertas perdidas en el espacio.- Hizo una pequeña pausa.- De ayudaros a acceder.
- A acceder… ¿Dónde?
- Lo sabrás cuando llegue el momento.- Oyó decir a su abuela.
Hubo un largo silencio en el cual Crist intentaba ordenar sus ideas. Puertas, espacios, dimensiones desconocidas.. ¿Qué significaba todo aquello?
- Cuando todo acabe.- Oyó de nuevo a su abuela.- Tenéis que ir al hospital, sacarlos de allí.. él pudo escapar durante el intervalo del descubrimiento y nuestra muerte y los ha atacado, a los dos.
- Ella es la que esta peor, necesita tu sangre para sobrevivir.. debes de ir ahora mismo, antes de que depositen nuestros cuerpos en la tierra.
- Tienes que escapar un momento Crist, sin demora.
- Y cuando todo acaben
- SACARLOS .- Las dos voces se unieron en esta afirmación.
- Cuando salgan debéis de vivir en casa, en nuestra casa los seis.- continuo su abuelo- La unión es fundamental.
- Recuerda el circulo de la fuerza.
- Es importante… y sobre todo no os quedéis nunca solos.
- Estar siempre dos, como mínimo.
- Solos…
- No…
- Crist… recuerda.. viviremos siempre contigo.
- Debes de ser fuerte.
Hubo un largo silencio de nuevo. Crist notó una tensión en el ambiente, algo extraño. Esta vez fue la voz de su abuelo quien lo rompió.
- Crist, nos tenemos que ir ya, recuerda todo lo que te hemos dicho.
Una tenue luz salio de los cuerpos y Crist sintió una especie de alivio infinito. Las lagrimas se le secaron por completo y algo se renovó dentro de ella... pensó en Alejandra.. “ella es la que esta peor, necesita tu sangre ya”… sin pensárselo mas salio de la estancia decidida.

Aurora, Leonardo e Ismael estaban sentados fuera sumidos en un incomodo silencio. Ella había querido entrar sola a verlos por última vez antes del entierro. Los padres de Crist se habían ido a tomar un pequeño tentempié y ellos se habían quedado allí.
- ¿Cómo estará? .- pregunto Ismael mientras no dejaba de dar vueltas.
- Mal.- Contesto Aurora rotunda.- Pero es algo que tiene que pasar ella sola.
- Cuando estas hay, delante de la persona que quieres te partes en dos, hay un momento de reflexión muy intimo y le cuentas esas cosas que en vida no te atreviste a decirle del todo, que se lo dijiste a medias… Luego te arrepientes y comprendes que nada es eterno y que la vida es tan fugaz como un suspiro.- Hizo una pequeña pausa.- Al final te queda el consuelo de que quizás en algún lugar inconcreto ella te esta oyendo.
Los dos miraban a Leonardo que estaba pálido y una lágrima se le resbalaba por la mejilla. Ismael fue hasta su lado y le rodeo con el brazo los hombros y Aurora noto dentro en algún lugar inconcreto su dolor.


Crist salio como una exhalación y se dirigió con firmeza a Leonardo.
- Nos vamos al hospital, tu hermana ha empeorado.- dijo con resolución.
Los tres la miraron algo atónitos… ¿Cómo había dicho?.
- Leonardo, vamos.- Se dirigió a los otros dos.- Cuando vengan mis padres les decís que necesitaba salir un rato a respirar.. lo comprenderán.
Leonardo la siguió sin comprender muy bien la medida de sus palabras. Se montaron en el coche y se marcharon para el hospital.


Maya se paro ante la verja, estaba destrozada, no sabía si podría dar un paso mas. Miro la casa y todo estaba igual que siempre, los rosales, el gran jazmin, el caminito de piedras, el balancín del porche donde tantas veces se había sentado con su madre para las confidencias mas intimas, ese era el sitio preferido de ella y el de su madre. Se encamino hasta él y se sentó. Los olores de las flores se mezclaban con la fragancia que aun desprendía el balancín, era su olor, era el olor de su madre, ese olor tan suyo, tan personal. Se hizo un ovillo como cuando era pequeña y creyó notar su presencia, cerro los ojos y creyó que le acariciaba el cabello acurrucada en su regazo, su regazo.
- Cariño, ¿Qué te pasa?
Abrió los ojos y se sorprendió, ella estaba allí.
- Pero nenita, parece que hayas visto un fantasma.
- Mama tu… tu… habías…- Estaba segura de que acababa de venir de su entierro y estaba sentada en el balancín, estaba acurrucada con ella en el balancín.. estaba confusa, no comprendía nada.
- Anoche llegaste algo tarde y te acompañaba un chico.- Continuo la anciana.- Te tuve que echar un capote ante tu padre, tu sabes que él es mas serio para las cosas de las horas.- sonrió-. y sobre todo para los chicos.
Maya miro bien a su madre, no estaba tan mayor, estaba rejuvenecida, muy rejuvenecida.
- ¿Por qué me miras tanto?
- Mama, tu… estas muy joven.
- Gracias por el piropo.. y mira que no me hecho potingues para que no me salgan arrugas.
Se incorporo y entonces se dio cuenta. Su ropa, su ropa era… se levanto como una exhalación y fue directa a su dormitorio. Estaba todo como cuando vivía allí, el armario con sus vestidos, camisetillas, pantalones y al verse en el espejo se dio cuenta, tenía 16 años aproximadamente… ¿habría vuelto al pasado?
Su madre entró tras ella y la observo extrañada.
- Maya, hija, ¿Qué te pasa?
No pudo contenerse y se abrazo a ella llorando. La abrazo fuerte, no la quería soltar, pensaba que si lo hacía algo fallaría, se esfumaría aquella extraña magia que la había devuelto a su juventud. Tubo que ser su madre quien la separara poco a poco y se sentara con ella en la cama.
- Y ahora explícate, ¿Quién era ese mozo?
Maya recordó, ya sabía en el día que estaba, un día que nunca olvidaría, era 11 de Agosto de 1971, el día en que su marido le pidió de salir y ella dijo que si.
- Se llama Roberto.
- Supongo que habéis quedado para mañana, ¿verdad?
- Si, bueno…. hemos quedado en el paseo marítimo.
- Pues me gustaría conocerlo, dile que se pase por casa a tomar algo y..
- ¡Mama!....
- Hija, tengo buen ojo, ayer lo vi muy emocionado y te puedo casi asegurar que va a ser tu marido y el padre de tu hija… pues tendrás una preciosa hija y le pondrás el nombre de tu abuela, Cristina.
Maya se quedo parada… ¿Cómo sabía su madre? … Ella pareció adivinarle el pensamiento.
- Una madre lo sabe todo, o casi todo… siéntate, tengo que contarte una cosa.- Maya se sentó a su lado-. Lo que te voy a decir no lo vas a entender muy bien y en su día te lo volveré a recordar. Llegara el momento en que tengas que tomar una decisión que va a ir en contra de tus pensamientos, pero es lo que debes de hacer.- Se quito una preciosa cruz de oro que relucía dentro de una cadena.- Esta cruz era de mi madre y ahora será tuya.- le explico mientras se la ponía a su hija.- No te la quites nunca pues cuando llegue el momento se la tendrás que pasar a tu hija como yo he hecho contigo. Tendrás que escucharla y comprenderla, tendrás que dejarla en vez de llevarla contigo. No le falles.
Maya no podía articular palabra, eran tantas cosas.
- Recuerda Maya que siempre te voy a querer, allí donde este.- Con estas palabras la abrazó de nuevo con fuerza. Maya notó las lagrimas de nuevo en sus ojos y lloró como cuando era pequeña, sintió el calor de su madre. Al separarse vio a su padre detrás y se abalanzo sobré él susurrándole que lo quería. Noto la caricia de su madre en el pelo, noto la suavidad de su beso en la mejilla, notó un súbito arranque de ternura por parte de los dos, como se acurrucaba de nuevo en la cama aferrada a sus padres, como entraba en un placido sueño….

Crist vio a su madre durmiendo en el balancín. Habían sido muchas horas agotadoras. Ella se sentía desfallecer. En el hospital todo había sido como su abuela le había advertido. De una manera inexplicable Alejandra había perdido tanta sangré que había entrado en un turbio sueño. Todos pensaban que su dormitar era por el cansancio y gracias a Crist habían salido de su error. Entre su hermano y ella habían cubierto la extrema gravedad de aquel asunto y se había quedado en vigilancia absoluta. De vuelta al tanatorio hablaron brevemente sobre el asunto, al llegar todo se desvaneció. Había empezado a llegar familia, amigos… los pésames y atenderlos lleno su tiempo. La misa estuvo llena del Réquiem como ellos habían querido y todo salió según lo establecido. Cuando llegaron a la casa ellos se despidieron y se marcharon al hospital. Crist vio con pena como su madre no era capaz de pasar el umbral y como abatida se quedo en el balancín. Aurora la observaba, se acerco a su amiga y le puso una mano en el hombro, ella la miro interrogativa.
- Tendrías que acostarte un rato.
- No tengo sueño, vayamos a dar un paseo, ¿Quieres?
Aurora se sentía agotada pero no dijo nada, busco las gafas de sol y salió con su amiga. Anduvieron un rato en silencio, sin rumbo fijo y fue Crist quien rompió aquel silencio.
- Desde que regresamos del hospital no he podido hablar contigo… Aurora, me hablaron allí dentro, me dijeron lo de la hermana de Leonardo, por eso nos tuvimos que ir corriendo… ella..
- Me ha comentado algo Leonardo brevemente.
- Estoy pensando en todo lo que me dijeron, mi madre va a querer que nos volvamos con ellos y si lo hacemos todo habrá sido en vano… tenemos que quedarnos, ¿sabes?... vivir todos en la casa. Ellos me lo dijeron bien claro…
- Yo creo que tu madre lo entenderá.
- No se.
- No pienses mas en ello… todo saldrá bien.
Aurora le paso el brazo por los hombros y ella se dejo hacer. Estaba tan cansada que no le replico a su amiga. Aunque de una forma extraña sintió que sus palabras la reconfortaba, tanto, que se creyó convencida de ello.

Maya se despertó y miro algo desorientada a su alrededor. Estaba en el balancín, y poco a poco se fue ubicando y reincorporando. No sabía las horas que llevaba allí pero era de noche. Miro el reloj y marcaban las cuatro de la madrugada. Recordó a su madre, la conversación, el abrazo de despedida.. todo había sido un sueño, pero un sueño tan real que podía notar su perfume envolviendo todo su ser.
- Te has despertado por fin.
La voz de su marido le sobresalto, miro para la puerta y lo vio allí de pie, observándola.
- Si… acabo de hacerlo.
- Te dormiste cuando volvimos y no he querido despertarte.
- ¿Tu has descansado?
- No, aún no.
- ¿Y las niñas?
- Están durmiendo. Se marcharon a dar un paseo y al regresar comieron algo y se acostaron.
- Pobres, tienen que estar agotadas.
- Igual que todos… ¿Quieres un chocolate caliente y reconfortante?
- Eso no se pregunta.
Vio a su marido desaparecer por la puerta y pensó en lo mucho que lo quería, había sido lo mejor que le había pasado en la vida. Todavía recordaba la primera vez que lo vio, estaba en su misma clase en el instituto y le pareció que era el chico mas guapo que había visto nunca. Era alto, apuesto y lo que mas le gusto eran sus ojos grandes y expresivos. Ella lo miraba de reojo y se cruzaban de vez en cuando. Coincidieron por primera vez en aquel guateque que organizo un amigo de su amiga en casa y a la cual fue invitada. Estuvieron bailando suelto y cuando llego el momento de lo agarradito ella fue a sentarse, mas antes de llegar a la silla él la cogió de la mano y le pidió de bailar. Después de bailar estuvieron hablando un buen rato y a partir de entonces sus encuentros se hicieron mas frecuentes. Aquella noche después de bailar un buen rato le dijo de darse un paseo. Fueron a la playa, una luna llena lo llenaba todo, se sentaron en la arena y hablaron de varias cosas, hubo un silencio y entonces fue cuando la pregunta salió de su boca “¿Quieres salir conmigo?... Ella pensó que el corazón se le saldría de un momento a otro del pecho, con la voz ahogada por la emoción le y dijo que “Si”. El le dio un tímido beso en los labios.. su primer beso. Ya no hubo mas palabras, ella saboreo el dulzor de aquel momento y al rato la acompañaba de la mano hasta su casa… era feliz.
- Toma el chocolate.
Cogió la taza y tomó un sorbo de aquel delicioso manjar que su marido le ofrecía mientras que él se sentaba a su lado y le pasaba el brazo por detrás de sus hombros.
- ¿Sabes de que me he acordado ahora mismo?
- ¿De que?
- De la primera vez que te vi, de la primera vez que bailamos juntos y de nuestro primer beso.
- Uf!... aún recuerdo cuando llegaste al siguiente día y me dijiste que tu madre me quería conocer… me puse a temblar, pero luego todo resulto ser mas fácil de lo que me había imaginado en mi interior.
Maya no dijo nada, tomó un sorbo y después de un lago silencio lo soltó.
- He soñado con mis padres.- hizo una pequeña pausa y cogió aire.- Era el sueño tan real que pensé que estaba de nuevo en el pasado.
El le acaricio el pelo.
- ¿Y que pasaba en tu sueño? .- le preguntó con suavidad.
- Soñé con el momento en que mi madre me decía que quería conocerte, fue aquí mismo. Luego subí a mi cuarto y hable cosas con ella, mas tarde me abrace a ellos y me despedí.
- Dicen que cuando no te puedes despedir de un ser querido algunas veces el subconsciente mismo te hace vivir algo para que lo puedas hacer… ¿Te sientes un poco mejor?
Ella cabeceo un si y se termino en un par de sorbos el chocolate. Dejó la taza en el suelo y se acurruco en su marido, su fortaleza, al ratito los dos se acunaron en los brazos de Morfeo.


Crist percibió un envolvente y sugerente olor al entrar en la cocina.
- Chocolate con churros.- Comento Aurora que entraba detrás.
- Eso parece.
Sus padres estaban sentados a la mesa desayunando ya tan sabroso desayuno. Ella se echaron sendas tazas de tan preciado majar y se sentaron a dar cuenta de ello. Al terminar Maya llamo a su hija aparte.
- Cariño, queremos irnos después de comer, así que id haciendo las maletas.
Crist cerró un momento los ojos y miró a su madre directamente.
- Aurora y yo no nos vamos a ir.
- Crist, esto no es discutible, no os vamos a dejar solas.- Hizo una pequeña pausa.- Dentro de unos días tendremos que venir de nuevo seguramente a hacer papeleos, entonces vendremos todos de nuevo.
- Mama, antes de irnos tenemos que resolver unos asuntos muy importantes.- Hizo una pequeña pausa.- Tu no lo entiendes, tenemos que hacer…
- La que no entiende eres tu… NOS VAMOS…
- Es que nosotras tenemos algo que hacer y….
- Con esos Draco, ¿verdad? … Ya me comento Adelaida que fue entrar ellos en la casa y paso lo de tus abuelos… no quiero que te juntes con ellos… ellos están…
- No lo están… no lo digas… ya se de sobra todo lo que dicen en el pueblo, y si, hay un asunto pendiente con ellos y por eso no nos vamos a ir hasta que se resuelva.
- Crist…. por favor….- Maya paro en seco su reprimenda. Clara como si estuviera allí oyó de nuevo las palabras de su madre. “Tendrás que escucharla y comprenderla, tendrás que dejarla en vez de llevarla contigo. No le falles”. – Te quedaras, pero antes tengo que darte algo.-
Crist vio como su madre se quito la cruz que siempre llevaba puesta y se la ponía a ella.
- Era de tu bisabuela, luego fue de tu abuela.. ahora debes de llevarla tu, ella te protegerá.
Antes de que Crist pudiera decir nada la madre salio de la estancia. Después de comer se marcharon como habían dicho.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Donde dije Digo....

No se si los que seguís mi relato os habéis fijado, pero en los últimos dos capítulos a Ismael le he cambiado el nombre por el de Fran... ha sido un lapsus que espero no se vuelva a repetir, de todas formas ahora mismo voy a corregir estos dos escritos, pero por si acaso se me escapa algún Fran.

La casa de las Diez Ventanas

CAPITULO XIX

Maya entró a la salita y vio a su hija allí sentada con un muchacho. Había ido directamente pues no había tenido el valor de llegar a la casa. Al pronto, por teléfono, había estado dispuesta a llegar y acogerla entre sus brazos, dura, fuerte, inamovible, era la madre y como tal tenía que demostrar fortaleza ante su pequeña que estaría destrozada por tan horrible noticia, mas su entereza primera se fue debilitando minuto a minuto, kilómetro a kilómetro. Cuando noto el salado sabor del mar en su boca se derrumbo, miro la hora, iban muy bien de tiempo, casi sin aliento le dijo a su marido que pasase de largo, que fueran directamente al tanatorio. Allí lloraría un rato, se repondría y bajaría a ver a su hija.. mas lo que no esperaba, lo que no tenía previsto era verla allí… demasiado pronto, demasiado rápido..

Crist miro la hora y eran las nueve y veinte. Estaba algo mosca pues aún no habían aparecido por allí los de la funeraria a pesar de haberlos avisado hacía ya unas horas. Aurora se había ido con Leonardo a limpiar el coche e Ismael se había quedado con ella. Al pronto no se dio cuanta pero una mujer vestida de negro absoluto entro a la sala precedida de un hombre. Mas cuando se acercaron su corazón dio un salto gigantesco dentro de su pecho y se levanto presurosa a abrazarla. Había estado tranquila, serena pues así debía de ser, mas al verla todo ese muro se derrumbo y en una carrera se cobijo como cuando era pequeña en aquellos brazos que tantas y tantas veces habían acogido sus pequeñas rabietas y enfados de niña.

Ismael tenía un sueño inquieto cuando una voz suave lo despertó. Recibió la noticia y le entraron las prisas. El padre de Leonardo lo llevo hasta allí. Entró no sabiendo que se iba a encontrar y estaban allí sus dos amigos con ella. Ella, serena, tranquila, se levanto y se abrazo a él durante un largo rato. Cuando se separo no le soltó la mano, se sentaron y el silencio fue el único sonido que existía, hasta que la voz de la propia Crist empezó una ligera conversación sin importancia. Leonardo y Aurora se marcharon hacía un rato cuando vio a Crist abrazarse a una mujer enlutada y derrumbarse. El llanto hizo su presencia e Ismael sintió un nudo en la garganta.

- Tardaremos una hora y media en tener el coche limpio del todo.
- Nos pasaremos entonces.- Contesto Leonardo al encargado.- ¿Quieres que desayunemos algo? .- le preguntó seguidamente a Aurora.
- No tengo mucha hambre.
Pasearon un rato en silencio y por fin fue Leonardo quien lo rompió.
- Estas muy callada.- hizo una pequeña pausa.- Me inquieta tu silencio.
- ¿No adivinas mis pensamientos?
- No… ¿Debería?
Aurora dejo pasar otro pequeño intervalo de tiempo antes de continuar.
- Crist lleva viniendo aquí a veranear todos los años durante un mes completo desde que era un bebe. Todos los años, uno tras otro y nunca ha pasado nada.- Respiro hondo.- Este año he venido yo y he metido la pata.
- No creo..
- ¡NO! … No intentes convencerme de lo contrario. A raíz de venir yo se ha activado una especie de bomba de relojería que esta empezando a estallar y que ha empezado por los abuelos de Crist.- Suspiro.- Estoy segura que si no vengo no hubiese pasado nada.
Siguieron caminando un rato en silencio.
- Todo lo que ocurre en esta vida siempre tiene una razón, nada pasa al azar.
- ¿En serio crees eso?
- Luna siempre lo dice, todo esta conectado, solo hay que encontrar los enlaces.
- Tu amiga Luna, esa que dice que soy el centro de no se que historia… eso me ha hecho pensar que así es y que si me hubiese quedado en casa..
- Hubieras venido otro año y ese año hubiera pasado esto..
- Quizás le hubiera dado mas vida a los abuelos de Crist, quizás le hubiera dado una muerte mas natural.. no por un supuesto accidente de coche.
- Este ha sido el año elegido por algún motivo, no le des mas vueltas.
- Me siento tan mal.- Dijo casi sin voz.
En contestación Leonardo le cogió la mano fuertemente y Aurora sintió alivio, no sabía si podía llegar a ser verdad, pero por alguna extraña certeza se sabía conectada a aquella persona que tenía al lado. Le daba un resplandor y una serenidad que no había sentido nunca, como si la conociera de hace tiempo, de antaño.

Crist, la mujer y el hombre se acercaron a Ismael.
- Ismael, estos son mis padres, Maya y Roberto. Este es Ismael.
Se saludaron con afecto y se sentaron juntos.
- Mi hija me ha hablado algo de ti, y bueno, estando con ella en estos duros momentos me demuestras que puedo estar tranquila.
Ismael se sentía algo nervioso, pero hablo sin titubear.
- Es lo mínimo que puedo hacer, ojala pudiera hacer algo mas para aliviar tan mal trago.
- Creo que ya haces bastante.- Le comento Roberto.
Guardaron silencio durante un momento y Maya lo interrumpió.
- Hija, ¿Dónde esta Aurora?
- Ha ido a limpiar el coche, estaba algo sucio y…
- ¿Qué coche?
- El coche del abuelo.
Maya por un momento se quedo bloqueada, sus padres habían tenido un accidente de coche… ¿Qué coche?.. pensó…
Un hombre entro en la estancia decidido. Era alto y de constitución fuerte. Su atuendo dejaba entrever su empleo. Serio y solemne se acerco directamente a Maya.
- ¿Es usted Maya Marpez Beila?.- Hablaba despacio, con suavidad.
Maya casi no le salía la voz con lo cual afirmo con la cabeza.
- Le transmito mi mas sentido pésame, es duro perder a dos familiares tan cercanos a la vez.- Dejo pasar un pequeño intervalo de tiempo antes de continuar.- Me llamo Jaime Blanco y soy de la funeraria La Paz. Me temo que no soy portador de buenas noticias y me gustaría hablar con usted tranquilamente. Se que es duro en estos momento pero me siento en la obligación de comunicarle algunos tramites que su padre personalmente me confío ayer por la tarde cuando estuvo en nuestra oficina.
- ¿Ayer por la tarde?
- Si.
Maya cada vez comprendía menos mientras que Crist al contrarió se le iba encendiendo la luz.
- Digame… pues.
- Lo que le voy a decir es algo que podríamos catalogarlo de confidencial..
- Son personas de confianza, prefiero estar arropada por mi familia.- Le cortó Maya casi sin aliento.
- Bien.- Determino el hombre.- Ayer por la tarde su padre vino a mi oficina a hablar conmigo. Me dijo que presentía que su muerte estaba próxima y que un familiar cercano llamaría para avisarme. En este caso creo que fue la señorita la que llamo.- Añadió señalando a Crist.- Me dejo un sobre cerrado que debería de abrir tras la llamada. Este sobre .- Afirmo mientras sacaba el susodicho de una carpetilla que llevaba.- Después de que su hija, supongo que lo es por el gran parecido que tiene con usted, me confirmara el suceso hice lo que su señor padre me dijo y tengo que admitir que me sorprendió lo que leí, pues es el primer caso que me ha pasado en 25 años que llevo trabajando en La Paz.- Hizo una pequeña pausa.- Esto es como una última voluntad, mas a pesar de ello tengo que tener la confirmación de sus allegados mas íntimos para cumplir con lo aquí escrito.- Le paso el sobre con seriedad.
Maya lo cogió con las manos temblorosas, no quería leer aquello, fuera lo que fuera que se cumpliera así. Busco la voz pero la había perdido, devolvió el sobre sin tan solo abrirlo y afirmando de nuevo con la cabeza.
- Tomare eso como un si.- Dijo el hombre solemne.- Cumpliré con lo aquí escrito.
Crist tuvo una curiosidad irrefrenable por saber la última voluntad de su abuelo y sin pensárselo le pidió el sobre y saco el folio. La escritura era clara y firme. La letra era perfecta y tan conocida por Crist que se le saltaron las lagrimas sin querer. Las instrucciones eran sencillas de seguir.

1ª.- Cuando reciba la llamada y abra este sobre tendrá que llamar a la Agencía de Transporter “Belsur” y reclamar un paquete a nombre de su funeraria.
2ª.- Cuando reciba el paquete comprobara que es un ataúd de medidas especiales hecho para que nosotros, mi esposa y yo, podamos estar dentro juntos.
3ª.- Por sus medidas especiales deberá de recoger una furgoneta que ya he alquilado previamente para ustedes en “Automóviles Toruso” para el transporte hasta el cementerio.
4ª.- Avise a la coral “Marras” para que nos cante algunos trozos del “Réquiem de Mozart” , en especial “El Lagrimosa”, (Esto es un caprichito de mi esposa)
5ª.- Espero que se puedan encargar de que haya un ramo de Rosas blancas ante el altar de la iglesia, y en vez de corona dos rosas rojas en los compartimentos hechos para tal fin en la misma caja.
5ª.- Para vestidnos, como ya hablamos en su momento, Túnicas blancas.
Espero que pueda cumplir con todos estos puntos pues confiamos en su seriedad.

Atentamente.

Casi no pudo ver la firma de su abuelo, la lágrimas le empañaban la vista. Eran ordenes precisas de una persona que sabía que iba a perder la vida junto a la compañera fiel que siempre la había acompañado en ella. Así lo querían ellos, así debería de ser.



lunes, 9 de agosto de 2010

La casa de las Diez Ventanas

XVIII

El teléfono sonó en la casa y despertó a una somnolienta Aurora que se movió con cuidado para no despertar a su amiga.
- Diga.- Contesto con sueño.
- ¿Aurora?... Crist esta en casa, ¿esta bien?
- Si, esta aquí conmigo, durmiendo.. – contesto confusa, ¿era la madre de Crist?
La mujer que estaba en el otro lado de la línea suspiro antes de determinar.
- Soy Maya, los abuelos… los abuelos han tenido un fatal accidente y me lo acaban de comunicar… vamos a salir ahora mismo para el pueblo y llegaremos lo antes posible.- hubo una larga pausa.- ¿Puedes pasarme a mi hija?.
- Si… claro..- dejo el teléfono un momento y despertó a su amiga.- Tu madre, te llama.
Crist se levantó y se puso el auricular para escuchar lo que ya sabía. Aurora se sentó cerca, la certeza ya de la muerte volaba sobre las dos, ya no había esperanza, esperaría el derrumbamiento y lo cogería antes de caer, pues quizás para eso estaba allí, era todo tan extraño… En estas cavilaciones estaba cuando vio a su amiga acercarse, estaba tranquila, demasiado tranquila para la noticia que le acababan de confirmar.
- Aurora, están en el tanatorio. Mi madre me ha dicho que esperemos en la casa hasta que ella haya llegado, pero yo quiero verlos por última vez a solas y voy a intentar que me dejen entrar a donde estén, ¿vienes?.-Aurora se quedo sin saber que contestar mientras su amiga continuaba.- Aunque antes habra que avisar a la funeraria, ellos tienen un seguro de esos, el otro día después de ir a la notaría a poner todo a mi nombre me explico mi abuelo donde estaba esos papeles.
Todo lo decía muy tranquila, demasiado tranquila. Se fue a un mueble del salón y abrió un cajón de donde saco una carpeta, ojeo su interior y marco un número. Aurora observaba como si estuviera fuera de aquel escenario, como si fuera una espectadora de una representación. Cuando colgó le hizo una señal a su amiga, se dirigieron a la cochera y se marcharon para el tanatorio.
- Mi madre llegara para las diez aproximadamente. Ahora a las nueve puedes llevar el coche a la super-limpieza, hay que quitarle esas manchitas de atrás.
- Si, claro… lo llevaré.
Llegaron al tanatorio y después de estar indagando un ratito se acerco a su amiga.
- No me dejan entrar, me han explicado que primero tendrán que hacerle la autopsia para determinar el porque del accidente.
- Si.- Dijo casi sin voz Aurora.
- ¿Cómo te encuentras? .
A Aurora le pillo la pregunta por sorpresa, esa pregunta debería de haber sido justo al contrario.
- ¿Sorprendida?... – Se oyó decir.
- ¿Sorprendida… por qué? .- sonrió.- Ya sabíamos que iba a pasar.
- Lo estas llevando de una manera tan… tan…
- Serena.
- Si, serena.
- Tu me das esa serenidad, me dijiste que confiara en ti y eso he hecho. Confió en ti, en que cuando a mi me fallen las fuerzas tu vas a estar conmigo y eso me da esta tranquilidad.
Aurora se quedo aún mas sorprendida por esas palabras. Estaba echa polvo, pensó en Leonardo, y por un momento quiso que él estuviera allí, a su lado, dándole un calido abrazo como en la playa…

Leonardo despertó sobresaltado, miro el reloj y eran las cinco y cuarto de la madrugada. Ismael dormía placidamente en la cama de al lado. Había sido la voz de Aurora la que lo había llamado, estaba seguro de ello, pero, ¿Dónde estaba Aurora?... La voz de Aurora estaba triste, realmente apagada, pero clara y dulce como ella misma.. sabía que necesitaba su compañía, lo presentía. Se vistió sin hacer ruido y salió del dormitorio de puntillas. Cogió la moto y salio a la carretera, dejaría que la intensidad de aquella voz que lo añoraba lo guiara en la noche.

- ¿Quieres algo caliente? .- le preguntó Crist a su amiga.
La pregunta la sobresalto, estaba pensando en Leonardo de una forma intensa y no había oído a su amiga acercarse.
- No… gracias.
Se sentó junto a su amiga con un café con leche en la mano.
- Pues yo necesito algo caliente para despejarme.
Aurora reflexiono un poco y se pronuncio.
- Crist, creo que deberíamos de ir a la casa a esperar a tus padres.. ellos van a ir allí y cuando lleguen y no encuentren a nadie se van a asustar.
- Mi madre sabe que están aquí, seguramente se imaginara que no he podido aguantar allí y se vendrán directos… ¿estas preocupada?
Aurora no contesto pensó de nuevo en Leonardo… si estuviera allí…

Leonardo aparco la moto ante la puerta del tanatorio y entro siguiendo ese instinto nuevo y loco que no sabía de donde surgía. Las vio allí, sentadas una al lado de la otra y entonces fue cuando se dio cuenta… ya había pasado.

Aurora vio a lo lejos una figura acercarse, al principio casi no fijo la vista en ella, era todo borroso, mas cuando se fue acercando el corazón le salto alocado en el pecho… era él…. sin duda. Se levanto y con las lagrimas asomando a los ojos se abrazo con fuerza. Noto la calidez de su cuerpo, un suave vaivén la acompaño como un arrullo y cuando se dio cuenta estaba sentada al lado de su amiga, mas con aliento de nuevo. Se separo y lo miro a los ojos, esos ojos profundos y llenos de ternura donde se apoyaba.
- Leonardo, ¿Qué haces aquí? .- le pregunto Crist tranquila.
- ¿Cómo estas? .- Le pregunto Leonardo a la vez.
- Bien, tranquila, esperando.- Respiro hondo.- Le tienen que hacer la autopsia, mis padres vienen de camino.
- Si quieres que haga algo por ti, necesitas cualquier cosa…
- Darle un repaso al coche..
- Eso no tienes que decirlo, sabes que va de mi cuenta.
- Pues nada mas..
- Bien.
Leonardo se levanto y fue hacía una cabina de teléfono, marco un número y espero a que contestase alguien.
- Diga.- La voz del padre de Leonardo sonó nerviosa por el otro lado.
- Papa, soy yo Leonardo.
- ¿Leonardo?..- se despejo.- ¿Ha pasado algo?... ¿Donde estas?
- Avisa a Ismael, tengo que hablar con él.
- Leonardo… ¿Qué me ocultas?
- Los abuelos de Crist…- hizo una pausa.- Han muerto. Creo que Ismael debería de venir, estamos en el tanatorio.
Hubo un largo silencio al otro lado de la línea.
- Leonardo, hijo, ya se lo digo yo, no te preocupes.- y con estas palabras colgó.
Leonardo se aproximo a las chicas y se sentó a su lado.

viernes, 23 de julio de 2010

La casa de las Diez Ventanas

XVII


Se montaron los cuatro en el coche y decidieron ir a casa de la abuela de Crist. Después de llorar desconsoladamente Crist e Ismael habían estado hablando casi una hora y media, después en el balcón con Leonardo y Aurora se pusieron al corriente de todo lo acontecido. Cuando llegaron a la casa el pequeño seiscientos estaba fuera de la cochera. Crist se acerco a sus abuelos y estos estaban sonrientes, como siempre.
- Querida, que bueno que hayas llegado ya.- Saludo la anciana.
Crist se acerco a su abuela y la abrazo con energía.
- Veo que te has reconciliado con Ismael y que has empezado a ser de nuevo mi nieta de la que me siento tan orgullosa.
Crist no contesto, no tenía palabras ni voz. La anciana al verla tan silenciosa cayo también, la abrazo con fuerza y luego se despidió del resto.
- Nos vamos, pero no te preocupes, nos volveremos a ver.
Con estas palabras se montón en el pequeño Seiscientos, el abuelo de Crist le dio dos besos y la abrazo con fuerza también. Él estaba mas serio y no pudo decir nada, se montó al volante y los cuatro amigos vieron como se perdía el pequeño cochecito al doblar la esquina. A Crist se le inundaron los ojos de nuevo, tenía la certeza de que no los volvería a ver, aquella despedida era la última, la que se le tendría que quedar grabada para el resto de su vida. Sintió el calido abrazo de Ismael y entraron a la casa. Se acomodaron en salón y nadie decía nada. Ismael estaba junto a Crist y esta se refugiaba en su pecho, Leonardo se removía inquieto, Aurora lo observaba disimuladamente. Al igual que cuando pidió ayuda dentro de su corazón notó que sentía la necesidad de salir de allí, sintió la inquietud de unas preguntas que necesitaban una respuesta, y para hallarlas tendría que marchar, mas por otra parte quería ser solidario con aquella que en tan poco tiempo estaba viendo su mundo desvanecerse a sus pies y eso lo retenía. Aurora notó el mismo impulso loco que le hizo coger el coche sin mas…
- Leonardo, ¿Quieres que vayamos a ver a tu hermana al hospital?
Todos se quedaron un poco parados ante la pregunta de esta y Leonardo se quedo sorprendido.
- Creo que es algo tarde para las visitas.- Respondió él con lentitud.
Entonces un pequeño resorte saltó en Ismael.
- A mi me gustaría ver a mi hermano, la verdad es que no lo he dicho porque no quisiera ir solo, mas si vamos los cuat…
- Yo no voy.- cortó tajante Crist.- No tengo ganas de ir a ninguna parte.
- Entonces…- empezó Ismael.
- Vas con Leonardo y yo me quedó con Crist.- resolvió Aurora.- Luego, cuando terminéis os venís si queréis y si no os vais a descansar.
- A mi me parece una buena idea.- opino Crist comprensiva.- A tu hermano le han dado una paliza y todavía no lo has visto por mi culpa.
- No digas eso..
- Si, es así.. no lo has visto por estar conmigo, por que me notas que estoy mal.. pero eso tiene que pasar y ya esta.. Yo tengo que dejar de ser egoísta y pensar solo en mi… Si yo tuviese algún hermano y le hubiese pasado algo así no se si hubiera aguantado tanto sin verlo…
- ¿Estas segura de lo que dices, mi niña? .- le preguntó con dulzura.
- Completamente, ve con Leonardo, quizás todavía podáis verlos.
Ismael le dio un fuerte abrazo a Crist, se retiro y se despidieron levemente, Leonardo arranco la moto y se marcharon al hospital. Las dos chicas se quedaron sentadas en el balancín que había en el porche de la casa ante el jardín.
- Aurora, ¿Cómo se lo voy a decir a mi madre?
- ¿Decir que?
- Lo de mis abuelos…
- No se… pero no lo pienses ahora, cuando pase ya encontraremos la forma mas sencilla de hacer las cosas.
- ¿Tu crees?... estoy hecha un lío.
- Estoy segura… no te preocupes.
Crist se acurruco en su amiga y esta la abrazo sin palabras.

Llegaron al hospital y le dejaron subir a la planta donde estaban los dos. En el dormitorio estaban los padres de Leonardo y Alejandra. Alejandra se removía en un sueño extraño algo nerviosa mientras que Rodrigo la miraba inquieto.
- Hermano…- empezó casi sin voz Ismael al verlo en tan lamentable estado.
- Hola enano.- Pronuncio este con dificultad.- Me alegro de verte sano…
- ¿Y tu como estas?
- Algo dolorido, esto en dos días se me ha pasado.
- Te veo muy optimista.
- Ismael.- Llamo la madre.- Me gustaría hablar contigo un momento.
Ismael se quedo un poco extrañado y salió con ella de la habitación.
- Tendríamos que informar a tus padres de esto.- Empezó la mujer.- Mas tu hermano ha insistido en que no hace falta, dice que ha sido un acontecimiento sin importancia, que él se encuentra bien.. aunque yo sigo pensando que…
- Si Rodrigo piensa que no es tan preocupante la cosa vamos a dejarla estar.- Dijo Ismael con convicción.- Si vemos que la cosa empeora entonces yo mismo los llamare.
- Es que me siento mal no informando de esto, nosotros somos responsables de vuestro bienestar cuando estáis en casa y..
- Lucia.. ya somos bastante mayores para cuidar de nosotros mismos, no es como cuando éramos pequeños que si estabais encima de todos. Confía en mi.
La mujer afirmo con la cabeza.
- Así se ha de hacer, lo dejo a tu elección y a la de tu hermano.
Los dos entraron y el padre de los chicos cogió a su mujer de la mano.
- Vamos a ir a tomarnos algo a la cafetería, ¿Os quedáis con ellos mientras?
- Sin problema papa.
- Muy bien.
Salieron de allí y se sentaron los dos al lado de los pachuchos.
- Ismael, desembucha… ¿Qué os ha pasado a vosotros?, por qué a pesar de estar de una pieza se que os ha pasado algo.
Ismael sonrió.
- A pesar de todo sigues siendo un cotilla de mucho cuidao.
- Ya me conoces, soy peor que algunas mujeres.
Ismael empezó a relatarle con pelos y señales todo lo que le había acontecido con Crist y Alejandra mientras que Leonardo no le quitaba la vista de encima a su hermana, tuvo un repentino impulso y le cogió la mano que la tenía algo fría. Al contacto Alejandra pareció salir por un ratito de su ensueño, dio un grito que corto el relato de Ismael, se echo la mano libre al cuello y suspiro. Todos se quedaron mirándola e Ismael noto un escozor repentino en el cuello al mismo momento que ella se echaba la mano al suyo, un pequeño quejido salio de su garganta y todo paso. Alejandra se relajo, bajo lentamente la mano y entro en un tranquilo sueño.
- ¿Qué le ha pasado? .- preguntó Rodrigo.
- Un pinchazo en el cuello, un escozor, algo así…
- A ti te ha pasado también.- Observo Rodrigo.
- Si, a la misma vez que ella… y no se por qué.
Leonardo estaba pálido, al darle la mano había notado una presencia extraña sobre su hermana que la tenía como cautiva, mas al contacto de él había escapado como una exhalación… más de eso no dijo nada, no quería preocupar a sus compañeros.

Aurora estaba sumida en una tranquilidad placentera después de un día tan ajetreado. Tumbada en el sofá, con Crist prácticamente durmiendo en su regazo, con los ojos cerrados. Cuando lo notó, vio la sombra en la ventana durante un segundo, una sombra que había intuido Leonardo durante un segundo y en ese momento le había transmitido a ella…

- No hace falta que te quedes aquí.- Discutió Lucia con su marido.- Vete con Leonardo y Fran e iros a descansar, mañana venís temprano. Si pasa algo os llamo a casa.
Los tres se salieron a regañadientes.
- ¿Qué vas a hacer? .- Le preguntó Leonardo a Ismael.
- Pues voy a quedarme contigo, no me atrevo a quedarme solo en el hotel y bueno, ya sabes que no es bueno que estemos separados.
- Bien, pero yo tengo que hablar con mi padre sobre… cosas…
- También me puedo ir con las chicas, aún no es tan tarde, supongo que no estarán durmiendo..
Leonardo se quedo un rato pensando.
- Creo que te voy a necesitar después de esa charla, no se que me voy a encontrar.
- Lo que quieras, para eso estamos los amigos.
- Gracias.
Se montaron en la moto y se marcharon para el chalet.

- Papa… quisiera hablar contigo.
El padre lo miro y adivino algo indefinido en la mirada de su hijo.
- Hablemos.
Se salieron al jardín y se sentaron en un banco.
- Tu dirás, hijo.
Leonardo pensó un poco, tenía que elegir bien las palabras.
- Es sobre la abuela.- Comenzó con cautela.- Me gustaría que me dijeras la verdad.
- ¿La verdad? … Pues que murió antes de que conociera a tu madre, eso es todo.
- Es que nunca no has enseñado una foto de ella… ni del abuelo. Me gustaría ver alguna, ir contigo a visitar su tumba, llevarle unas flores…
- ¿Por qué ahora? .- Le cortó.
- Pues por qué hoy hemos estado con los abuelos de Crist y ellos nos han dicho que la abuela esta viva. – Soltó a la carrerilla y casi sin esperar esas palabras.
- Es eso… ahora comprendo lo de tu hermana.- Suspiro.- Al menos tu no te has dado a la bebida y has sido mas sensato.
- Dime que los abuelos de Crist me han mentido… que tu nunca lo has hecho… necesito saber que tu nunca…
- ¿Quién es Crist?... ¿Quiénes….- cayo un segundo y cambio la pregunta.- ¿Dónde viven esas personas?... ¿Lo sabes?
- Si, enfrente de la casa, enfrente de la casa que se supone esta maldita.
- Los guardianes.- susurro.- Creo que ha llegado el momento de decirte la verdad, Leonardo.- Miro a su hijo de frente.- Desde que los abuelos de tu amiga te dijeron eso yo se que en tu corazón has manejado la verdad, aunque como me has dicho has deseado que la verdad fuera mentira para mantener la mía. Tu abuela hace muchos años, antes de que yo conociera a tu madre, me contó una historia, la historia de nuestra maldición, me hizo comprender que teníamos que estar alejados. Como llore, pues para todos ella tenía que morir y desde entonces he tenido que decir eso. Me dijo que un día me casaría, que tendría dos hijos, un niño y una niña y que los tendría que proteger hasta el día en que se reencontrara con los guardianes. Ese día ha sido hoy, por lo que se ve, con lo cual solo puedo decirte lo que ella me dijo: “Cuando pregunten por mi tu solo le dices que busquen la luna y me encontraran”. No se aún lo que eso significa pero…
- Luna… claro…
- ¿Qué esta tan claro?
- Ya se donde tengo que buscar.- La cara de Leonardo se ilumino por completo.
- Me dijo algo mas, me dijo que tendríais que ir todos juntos en su búsqueda y que os enlazarais para tal fin.


Se habían quedado dormidas en el sofá del salón cuando un grito salido de la garganta de Crist las despertó a las dos.
- Aurora… Aurora… ¡lo he visto!
- ¿Qué has visto?
- El accidente… ha sido en la carretera antigua, donde deje a Ismael hoy tirado.
- ¿Accidente?...
- Mis abuelos, se acaban de salir de la carretera con el seiscientos y se han matado.- Estaba templando.- Tenemos que ir, ¡Ahora!
- Crist tranquilízate.. abra sido una pesadilla que has tenido.
- No Aurora, ha sido real… lo se…
- Crist, hemos tenido muchas emociones hoy, estoy segura de que ha sido …
- ¡QUE NO! … ¡QUE SE HAN MATAO LOS DOS EN LA CURVA DE LA CARRETERA ANTIGUA DONDE DEJE HOY A ISMAEL TIRADO! – Grito Crist fuera de si toda alterada.
- Pues si eso ha sido así ya mismo avisaran de algo… tendremos que espe..
- ¿ESPERAR? .- Le cortó enfadada.- POR ALLI NO PASA NADIE… TENEMOS QUE IR! .
- Crist, aunque parezca una locura creo que es mejor quedarnos aquí… si ha pasado algo estoy segura de que pronto nos avisaran. No creó que sea bueno que seas tu quien vea esa imagen y te quedes con ella para siempre.
- AURORA!!! COMO PUEDES..
- Crist.- Le cogió las manos con fuerza.- Tienes que confiar en mi.
Crist se debatió durante un rato por soltarse de las manos de su amiga y de pronto se aflojaron, de nuevo le vinieron las lágrimas.. quizás su amiga tenía razón, era mejor esperar… deseo que aquello fuera lo que su amiga decía, una mala pesadilla.

Luna ponía unas copas en una de las mesas. Esa noche había mucha gente y estaba el ambiente animado. Sintió una suave brisa en el rostro y cerró durante unos segundos los ojos. Volvió tranquila a la barra y se dirigió al teléfono. Marco y espero un poco a que una voz masculina le contestase.
- Comisaría de policía, ¿En que puedo ayudarle?
- Buenas noches capitán Dual, soy Luna.
- ¿Qué pasa Luna?
- Deberíais de daros un paseo por la carretera antigua de la Concha, he tenido un presentimiento.
- Ahora mismo mandare a uno de mis chicos.
- Gracias Capitán, buenas noches.
Colgó e inmediatamente mando una patrulla a darse un paseito por aquella intransitada carretera. Luna suspiro y sonrió, se dirigió a otra mesa y siguió sirviendo copas.


jueves, 15 de julio de 2010

La casa de las Diez Ventanas

XVI

Llegaron a la casa de los abuelos de Crist y aparcó en la puerta. Llamaron y abrió la abuela.
- Menos mal que habéis llegado, estaba preocupada.- Dijo la anciana cuando les abrió.
- ¿Y Crist?
- En el dormitorio.- contesto la anciana.- Os aconsejo que os pongáis la armadura, no se que le ha pasado pero esta de un humor de perros.
- Subiré yo sola.- decidió Aurora.- Espera aquí, a ver lo que averiguo.
Mientras Aurora se encamino escaleras arriba Leonardo se quedo abajo con la abuela de Crist. La anciana lo miro interrogante.
- ¿Qué ha pasado después de que nosotros nos fuéramos?
- Ha sido todo confuso, yo..
- Siéntate y relájate.. hablemos.
El hizo lo que la anciana le indicaba.
- Yo me fui, por lo que me ha explicado Aurora Crist se marcho al poco rato, ellos se dividieron para buscarnos. Por una parte Ismael y Alejandra y por otra parte Rodrigo y Aurora.- Respiro hondo.- Rodrigo y Aurora me encontraron a mi, yo me vine con Aurora en la moto y viendo que Rodrigo tardaba fui a ver que pasaba.. le han dado una paliza…
- Entonces Crist llego a la casa y Aurora cogió el coche para auxiliaros… ¿Cómo esta tu amigo?
- Pues… - su cara se entristeció.- Él dice que no esta mal, pero yo…
- Entiendo.. ¿Sabes si ha alguien mas le ha pasado algo?
- Mi hermana, se clavo unos cristales y esta también en el hospital, le han tenido que meter sangre..
La cara de la abuela de Crist se ensombreció..
- ¿Le han tenido que meter sangre?
- Si, perdió mucha, por lo visto un cristal le dio en la vena de la muñeca y…
- Tienes que localizar a Ismael, puede ser que este también en algún aprieto.
- Supongo que Crist sabrá donde esta.

Aurora entró al dormitorio y encontró a Crist con los cascos puestos y tumbada en la cama. Su expresión era una mezcla de enfado y un deje de tristeza a la vez. Aurora se acerco y llamo a su amiga, esta no la oyó pues mantenía los ojos cerrados. Entonces fue cuando se acerco hasta ella y le quito los cascos de un tirón.
- Crist, ¿Qué ha pa…
- ¡Has vuelto! .- le cortó.- ¿Te lo has pasado bien con el coche de mis abuelos que te has llevado sin pedir permiso?
- Ha sido una urgencia..
- ¿Urgencia?... ¿Quién se ha muerto?
- Por fortuna nadie, pero a Rodrigo le han dado una paliza y lo hemos tenido que llevar al hospital.
- ¿Hemos?... ¿Tu y quién mas?
- Leonardo ha venido conmigo.
- ¿QUE ESE MALDITO SE HA METIDO EN EL COCHE DE MI ABUELA? … ¿TE HAS LLEVADO EL COCHE DE…
Aurora se quedo parada, fría, pero reacciono y corto a su amiga.
- No se ha metido en el coche, él ha ido en la moto y yo detrás.- Dijo Aurora intentando no alterarse.
- Valla, que detalle…- Dijo irónica.- Que lastima lo de la paliza.. lo que me extraña es que a ti no te haya pasado nada aún.
Aurora no daba crédito a sus oídos
- Crist.. ¿Tu te estas escuchando?
- ¡Claro que si!... A esos asesinos jamás los teníamos que haber conocido.
Aurora cayo un ratito y reflexiono, estaba segura que..
- Oye, ¿Tu has tenido una conversación de esto con Alejandra?
- La maldita esa… si… se me termino la gasolina y me encontraron, se quiso hacer la coleguita conmigo pero la puse en su lugar..- hizo una pequeña pausa.- Luego llego mi “ex” calentándome el tarro que me había pasado tres pueblos con esa chusma…
- ¿Tu “ex”?
- Lo deje tirado en la carretera y …
- ¿En que carretera?
- En la carretera antigua que sale del pueblo y ya no la transita na…
Aurora salió del dormitorio dejando a Crist con la palabra en la boca, tenían que buscarlo sin perder mas tiempo. Bajo las escaleras como una exhalación y entró al salón donde charlaban Leonardo y la abuela de Crist.
- Lo dejó colgado en la carretera antigua que sale del pueblo.- Dijo al entrar.
Los dos la miraron y la abuela de Crist fue la primera en reaccionar.
- Tenéis que ir a buscarlo sin tardar… coged el coche.
Crist entró detrás de Aurora al salón y su reacción no se hizo esperar.
- ¡¡¡¿¿QUE HACE AQUÍ ESTE MALDITO??!!!.- Estaba como enloquecida, fuera de si.- ¡VETE DE AQUÍ!.- Dijo arrebatando las llaves que le ofrecía la abuela a Aurora.- Y NI SOÑEIS NINGUNO DE LOS DOS COGED DE NUEVO EL COCHE.
Los dos se quedaron petrificados más la anciana fue la que actuó esta vez con serenidad y severidad a la vez.
- Crist.- Empezó tranquila.- Ismael puede estar en un grave peligro lo mismo que han estado Rodrigo y Alejandra.
- Todos estamos en una precaria situación de riesgo parece ser.- Volvía a ser irónica.- Justamente cuando los malditos han entrado en nuestras vidas… pues todo se solucionara si salen de ellas…- Miró directamente a la anciana.- Abuela, dile que se vaya.. que se quede con su historia y con su maldición.- Su voz cambió a ser dura y fría.- No quiero volver a verlos, ni a ellos, ni a sus amiguitos…
Hubo unos interminables segundos en el que el silencio se hizo espeso.
- No digas mas tonterías.- Rompió la abuela.- Ellos no tienen ninguna maldición. Estas ciega por la ira y la confusión. Ellos han nacido tan inocentes como tu, en cambió han crecido con una carga que les supera y que ha llegado el momento de quitar. Se que has averiguado nuestro destino y no te voy a mentir sobre él, a todos nos llega el momento de emprender ese viaje. Tu abuelo y yo aceptamos esa condición hace años por algo que no podemos contarte.. Algo que solo podrá hacerlo la abuela de ellos. Para tal fin tenéis que estar todos juntos, unidos, pues solo así podréis afrontar vuestro destino. Si él es capaz de separados, si vence, jamás podremos descansar ninguno en paz.- le arrebato las llaves a su nieta.- Ahora coged el coche los tres e ir a buscar a Ismael.
Crist le temblaba todo el cuerpo y casi no podía dar un paso. Aurora fue en su busca y la abrazo con fuerza mientras la anciana salía del cuarto.

Recorrieron hasta el punto donde había dejado a Ismael y no vieron a nadie, así que decidieron ir al hotel. Aurora bajo del coche y entró en recepción mientras que Leonardo y una derrumbada y muda Crist se quedaron en el coche. Desde que entrara a este se montó en el lado del copiloto y solo había indicado con un leve y forzado movimiento el sitio aproximado donde lo había dejado. Leonardo sabía que para algunos momentos era mejor el silencio, y así lo dejo pasar. Al rato volvió Aurora al coche.
- Me han dicho en recepción que esta en su dormitorio pero no contesta.
Crist no dijo nada pero tembló como una hoja.
- Aurora si eres tan amable de llevarme a la parte de atrás del hotel. Entraré por la puerta de servicio y subiré a ver que pasa, os esperáis un poco y os mandaré aviso con lo que sea.
Aurora no contesto y arranco el coche. Indicada por Leonardo llegaron a una pequeña puerta auxiliar que había por detrás.
- Esperados aquí, no tardare.

Leonardo abrió la puerta del cuarto con la llave maestra, entró y vio un par de latas de cerveza esparcidas por el suelo y a un durmiente Ismael en la cama. Lo zarandeo algo preocupado pero este despertó sin dificultad.
- Ismael, nos tienes asustados.. ¿Qué pasa que no contestas?
- Estoy hecho polvo.- Contesto con la voz algo pastosa.- Además me siento débil..
- No me extraña después de la caminata que te has metido.
- Es que la graciosilla de mi “ex-pareja” me ha dejado tirado en la carretera cuando veníamos encima de hacerle un favor porqué se había quedado sin combustible.
- ¿Te refieres a Crist?
- Si, a ella, como no… que por cierto, si supieras lo que ha dicho de ti y de tu hermana..
- ¿Por eso es tu “ex”?
- Evidentemente, menudas patrañas se le ha metido entre ceja y ceja a la chica.
- Esta abajo en el coche con Aurora.
- Pues por mi se puede quedar en el coche.
- Mira, las cosas que ha dicho sobre nosotros no la he tomado en cuenta, han sido dichas fuera de tono y en un momento de pura ofuscación.. tu deberías de hacer lo mismo.
- ¿Y el dejarme colgado en mitad de la carretera?
- Debes de reconocer que en ese momento la estabas contradiciendo en algo que sentía ella plenamente como verdad.
- ¿La estas defendiendo?.- Se intento levantar pero al hacerlo las piernas le fallaron y cayo de nuevo en la cama.- Tu hermana se marcho súper mal y….
- Ismael… a pesar de todo debes de pensar con claridad.- Suspiro.- Las riñas en las parejas son normales, no te rindas por una.. además, Crist te va a necesitar a su lado para pasar momentos realmente malos, y tu la vas a necesitar a tu lado dentro de un rato, te lo puedo asegurar.
Las palabras de su amigo lo dejaron un poco pillado.
- ¿Qué ha pasado?
- Te lo contare si estas dispuesto a verla y hablar con ella.
- Bueno… vale.- dudo.- Pero por tu tono de voz se que algo no va bien.
Leonardo no contesto a esto y llamo a recepción.

Aurora vio como se acercaba una chica joven al coche directamente, bajo la ventanilla y esta le dio el recado de que subieran a la habitación 743. La chica se alejo y cuando esta iba a salir del coche su amiga estaba petrificada en el asiento.
- Vamos Crist.
- No… no puedo…- dijo casi sin voz.
- Tenemos que subir.
- Ve tu, yo me quedaré en el coche.
- ¿Y dejarte sola?... va a ser que no.
- Cuando estábamos recorriendo la carretera rezaba por que no lo encontráramos… le dije cosas terribles… no creo que quiera verme.
- Estaré contigo y Leonardo también.. además estoy segura que él habrá hablado con él.
- Me prometes que estarás conmigo.
- El tiempo necesario.
Crist salió del coche con su amiga y esta le tuvo que dar la mano para infundarle algo de energía.
Llamaron al timbre y fue Leonardo quien abrió. Entraron y Crist no se atrevía a mirar a Ismael, este esperaba en la cama. Leonardo cogió a Crist de la mano y la acerco con suavidad hasta él. Luego le hizo un gesto a Aurora y se salieron a la terraza sentándose en una sillas que había allí dispuestas con una mesa. La brisa marina llegaba hasta allí y el mar y la playa se podían ver de fondo, Aurora se dio cuenta que Leonardo se perdió en el movimiento de las olas.

- Lo siento.- Pudo decir Crist casi sin aliento.
- ¿Es lo único que tienes que decirme?
Ella no contesto, no le salía nada mas del cuerpo pues apenas se podía encontrar su alma. Toda la armonía que reinaba hasta hacía unas horas en su cuerpo se había desperezado por un tumulto de fuertes emociones y cambios de humor, de noticias inesperadas y sobre todo un recio velo de oscuridad que conducía a una inminente muerte. Tembló de nuevo ante la severa mirada de Ismael, él tampoco la perdonaría, lo comprendió y supo que tenía todo el derecho del mundo de no hacerlo pues en caso contrarió ella quizás ni lo hubiera recibido para escucharle. No pudo mas, miles de lágrimas acudieron de nuevo a ella, sus piernas fueron incapaces de sostenerla ni un segundo mas, todo le dio vueltas y antes de tocar el suelo unos fuertes brazos la sujetaron y un calido regazo acogió su llanto.

- Por fin llora.- comentó Aurora oyendo los sollozos de su amiga.
- Hoy ha sido un mal día para ella.
- Creo que ha sido un mal día para todos.
- Nosotros hemos salido ilesos… por ahora.
- Las heridas superficiales, los huesos rotos… esos se curan.. mas las heridas del corazón, de los desengaños, de las mentiras.. esas pueden durar mucho tiempo, quizás siempre.- Hizo una pausa antes de continuar.- Aunque tu físicamente estés hoy ileso interiormente se que no es así.
- Es duro pensar que las personas en las que mas confías te engañen en algo tan importante como tu propia familia.- Miró al mar un rato antes de continuar.- Tengo la clara sensación de que mi abuela esta viva… No se como afrontar este tema con mi padre.
- Con sinceridad. Estoy segura de que hay una buena y potente razón por la cual él te ha ocultado algo así.
Leonardo la miro con ternura.
- Realmente Luna tiene razón, eres la luz en la oscuridad.



martes, 13 de julio de 2010

La casa de las Diez Ventanas

XV

Ismael había vuelto con la gasolina y aparco el vehículo delante del Audi. Alejandra se alegró por fin de verlo y Crist se alegró de que por fin podría salir de allí y volver a casa. Su corazón se había llenado de un frenético rencor hacía los Draco, se alegraría de perderlos por fin de vista.
Lleno el deposito y cuando fue a soltar la garrafa vacía al otro coche Alejandra lo esperaba con una expresión sería.
- Ismael, tienes que hablar con ella.
La expresión y la seriedad con lo que había dicho aquello le hizo cambiar la cara.
- Cree que sus abuelos se van a morir y que los únicos culpables somos mi hermano y yo.
Ismael se quedo de una pieza ante aquellas palabras..
- Pero…- titubeo.- Bueno, no te preocupes y vete a casa, yo hablaré con ella ahora por el camino.
- A mi me ha dejado echa polvo su declaración.- Ahora temblaba.- Es que todo esto es tan extraño..
- Tranquilízate… todo tendrá una solución lógica… pronto lo averiguaremos.
- Me voy…- dijo mientras se montaba en el coche.- Tengo mucho en que pensar.
Ismael vio como se alejaba Alejandra y se montó con Crist en el coche.. no sabía como empezar la conversación y pensó que lo mejor era no andarse con preámbulos.
- Oye Crist… ¿Cómo has podido decir eso a Alejandra?
- ¿El que?
- Que es la culpable de lo que le pueda ocurrir a tus abuelos.
- Por que es la verdad… por que tengo la clara certeza de que mis abuelos se irán para siempre y que si eso pasa es por que ellos están malditos.
- Crist.- empezó cauteloso.- Creo que no piensas con claridad. Tus abuelos se van de viaje, no te han dicho que se vayan al mas allá.
- ¡Da igual! … se van por culpa de ellos…. eso es todo lo que importa… si no lo hubiésemos conocido todo estaría bien.
- Si no fueran mis amigos yo no vendría aquí todos los veranos, no te hubiese conocido, no estaríamos juntos.. seguramente a tu amiga la hubieran violado hace dos días.. ¿o es que te has olvidado de todo eso?
- Si no estuviese contigo lo mismo estaría con otro.
Ismael se estaba quedando alucinado.. ¿Quién iba al volante de aquel coche?... Desde luego su Crist, la Crist que él pensaba amar no era… mas con todo y eso intento hacerla volver.
- Crist… ¿recuerdas las palabras de tus abuelos?... ellos no dijeron nada de…
- ¡CALLATE!...- Le cortó.- No quiero saber nada mas… tengo mi certeza y ya esta… No quiero saber nada de esa gente… solo ha sido un beneficio para ti y para mi amiga… no para mi.
- Pero Crist..
Crist dio un frenazo brusco y paro el coche.
- SI VAS A SEGUIR INCORDIANDOME CON ESA MALDITA GENTE, YA TE PUEDES IR BAJANDO DEL COCHE.
Estaba fuera de si, Ismael no lo dudo un instante mas, abrió la puerta del coche y se bajo. El coche salió de allí derrapando e Ismael vio como se alejaba, no sabía cuanto trayecto le quedaba para el pueblo y sin mas preámbulos empezó el camino de regreso.

Alejandra llego a su casa y al pasar por la sala se paro en seco en el mueble bar donde había toda clase de bebidas. Las observo recordando las palabras de Crist… ¿y si fuera cierto?... ¿Y si en realidad estaban malditos por algo que desconocieran?... Recordó los tristes acontecimientos de algunos años atrás y de alguna manera incomprensible lo asocio a las palabras sin sentido de ella. Paseo la mirada de nuevo por las botellas y la de “Cuatro Rosas” relució de una manera extraña.. la cogió y se echo un poco en un vaso, se lo bebió de un trago y una sed desconocida hasta ese momento le hizo ingerir una gran cantidad, una cantidad que le aflojo las manos. Vio caer a cámara lenta la botella y el vaso que se rompieron formando curiosas formas de cristal. Su cuerpo cayo detrás, lento y pesado sobre aquel lecho acristalado. Sintió como se le clavaban algunos de esos puntiagudos trozos, la calidez de la sangre le invadió la muñeca, miro pesadamente y un gran trozo se le había quedado en las venas.. mas sintió tranquilidad… solo tranquilidad..

Llegaron a la casa de Crist y no había nadie por allí. Ni rastro de los abuelos ni de los demás, seguramente no habían encontrado a Crist aún. Aurora resoplo nerviosa, ¿Dónde estarían?. Paso mas de un cuarto de hora y Leonardo empezó a inquietarse.. no era normal que Rodrigo estuviera tardando tanto en aparecer.. algo no iba bien. Aurora también estaba algo mosca de la tardanza de Rodrigo, miró a Leonardo y sus palabras salieron solas.
- Leonardo, coge la moto y ve en busca de Rodrigo.
- Te quedaras sola.
- Será poco tiempo, tengo la corazonada de que pronto llegara alguien, además supongo que ya no debe de andar muy lejos..- intento poner todo el aplomo posible en sus palabras.- llegareis de momento.
- Ten cuidado.- dijo Leonardo mientras se montaba en la moto.- No tardare.
Aurora vio como se alejaba y al mirar para el otro lado vio el Audi A8, suspiro aliviada pues por fin llegaban los abuelos de Crist y le harían compañía. El coche paro y del lado del conductor salía una alterada y desconocida Crist.

Leonardo llego hasta donde habían dejado a su amigo y no lo encontró. Aparco la moto y empezó a buscar algún indicio por los alrededores… no supo por qué pero algo le llamo en el callejón, entró y la luz se hizo mas tenue.. parecía que había algo en el suelo.. era… corrió hacía allí y empezó a temblar de pies a cabeza cuando reconoció a su amigo en el suelo sin conocimiento y con claros signos de haber recibido una buena paliza. Se arrodillo a su lado y le busco el pulso. Lo cogió en brazos y supo que nadie le iba a ayudar por ser un Draco, se encontró solo, su amigo necesitaba un medico y no sabía a quien acudir… por favor, que alguien me ayude… pensó mientras sacaba a su amigo del callejón.

- Crist, ¿Qué te pasa?
- Que no me pasa… mis abuelos se marchan al viaje final, me he peleado con Ismael gracias a esos malditos Dracos y bueno… supongo que si tu estas en la puerta eso significa que ellos aún no han regresado… mis abuelos, me refiero por supuesto… por que tu queridito Leonardo y su hermanita Alejandra que no pongan un pie en esta casa… y te PROHIBO.- remarco subiendo el tono.- QUE LOS VUELVAS A VER….- suavizo el tono.- A no ser, claro esta, que tu también quieras acabar mal y desde luego sin mi amistad.
- Pero Crist…. ¿De que hablas?
- De mis conclusiones… piensa un poco y tu también llegaras a las mismas.
Aurora no daba crédito a lo que oía… de pronto oyó algo bien distinto, lo oyó fuerte, sonoro, y supo que algo no iba bien, nada bien pues era un grito desesperado de ayuda, un grito desesperado de Leonardo.. era su voz, clara y… ¿afligida? … No sabía por qué pero sabía que sin dudar tenía que acudir a donde él estaba y rápido. Miro el coche, miro a Crist… No tenía tiempo de explicaciones ni de una larga discusión para explicarle que todo lo que salía por su boca era producto de una realidad totalmente distorsionada… así que su pregunta no se hizo de esperar.
- Crist, el coche tiene las llaves puestas.
- Si, es que lo voy a meter en la coche….
Crist vio totalmente atónita como su amiga corría hacía el coche, se ponía al volante y se marchaba sin mas explicaciones. Eso hizo que su rabia aumentara aún mas y que su paranoia aumentara de volumen.

Leonardo acababa de salir del callejón cuando un Audi A8 se detenía a su lado y Aurora salía del lado del conductor. Sin mas explicaciones acomodaron a Rodrigo en la parte de atrás y se marcharon para el hospital que había en el pueblo de al lado a media hora de allí.

Ismael llego al hotel y entró a su cuarto, se dejo caer sobre la cama pues la caminata lo había dejado hecho polvo. Además era la primera vez que discutía con Crist y aquello lo hacía mas dificultoso. Estaba tan fuera de si, no parecía ni ella, era como si un demonio la hubiera poseído, era terrible. Necesitaba hablar con alguien, no sabía de los demás, de si habían encontrado a Leonardo, de si estaría también de aquella manera… pidió línea y llamo a casa de Alejandra.. el teléfono dio la llamada pero no contestaba nadie, era extraño pues ella tendría que haber llegado ya, lo mismo estaban fuera en los jardines, en la piscina dándose un relajante baño.. pues si lo pensaba con serenidad eso es lo que él necesitaba quizás, un relajante baño. Se intento mover y sus músculos protestaron, le saldrían agujetas por todos lados, así que pensó en otra cosa. Abrió el pequeño frigorífico que tenía la habitación y se cogió lo que había de picoteo y un par de cervezas fresquitas. Se tumbo en la cama, puso un canal de música en la tele y se relajo viendo los video clip e intentando no pensar en lo ocurrido… ya pensaría mas tarde. El sueño empezó a hacer mella, el cansancio se hizo latente en él. Se había terminado la segunda lata de cerveza y casi se le cerraban los ojos.. entonces fue cuando vio aquello.. o fue solo su imaginación. Un hombre (o eso parecía) había atravesado la pared del dormitorio, todo se volvió mas oscuro, esa cosa era esquelética y un desagradable olor inundo sus fosas nasales. Sintió un gran peso sobre él que lo inmovilizo y algo se acercaba a su cuello. Quiso gritar, escapar, pero el miedo le impedía hacer algún movimiento. Sintió dos pinchazos en su garganta y todo su cuerpo se aflojo, cayo al vació.

Leonardo se sentó con Aurora en la sala de espera, estaba realmente angustiado y esa angustia la podía sentir ella como si fuera la suya propia. Le dio la mano y eso pareció calmarlo un poco.
- ¿Llegaron los abuelos de Crist a la casa y te dejaron el coche para ir a buscarme? .- Pregunto Leonardo.
- No exactamente… el coche lo llevaba Crist y llego muy enfadada diciendo cosas terribles e incoherentes, entonces fue cuando lo oí, las llaves estaban puestas y no lo pensé ni un momento, fui en tu ayuda.
- ¿Qué oíste?
- A ti…
- ¿A mi?
- Si, es algo extraño, se que es incomprensible.. pero cuando pediste ayuda algo salto dentro de mi y en serio.. no se por que reaccione así, pero lo hice.
- Tienes que devolver el coche, quizás lo necesiten los abuelos de Crist. Diles que la limpieza de la tapicería corre de mi cuenta.
- Me quedare contigo hasta que…
Leonardo se levantó interrumpiendo la frase de Aurora.
- Papa… mama.. ¿Habéis visto el mensaje en el contestador automático?
- ¿Mensaje?... ¿Por qué no estabas con tu hermana? .- dijo el padre severamente.
- ¿Le ha pasado algo a Alejandra?
- Cuando llegamos a casa encontramos a tu hermana en un charco de alcohol y cristal en el suelo y varios de ellos clavados, uno con tan mala suerte que fue a parar a las venas de la muñeca… ¿y tu que haces aquí?
- A Rodrigo le han dado una paliza, se quedo solo un rato y cuando volví…- Las palabras le temblaban al salir, al igual que todo su cuerpo.
Los padres se miraron significativamente y ese gesto no le paso desapercibido a Aurora.
- Siéntate Leonardo.- Dijo la madre con suavidad.
Los tres fueron a sentarse al lado de Aurora y esta se sintió algo incomoda.
- Ella es Aurora.- presentó Leonardo.- Ellos son mis padres, Lucia y Alejandro.
- Mucho gusto, pero me hubieses gustado conocerlos en otras circunstancias.
- Querida, no lo pongo en duda.- Dijo la madre nerviosa.- Gracias por estar con mi hijo en estos momentos.
- ¿Qué le ha pasado a Alejandra? .
- No lo sabe….
El medico salió en ese momento y se acercó a ellos directamente.
- Vuestro amigo ha tenido suerte, a pesar de la paliza que le han dado milagrosamente no le han tocado ningún órgano vital. Tiene muchas magulladuras, le hemos escayolado un brazo y le hemos tenido que vendar varias partes del cuerpo. Hoy lo dejaremos en observación y si todo va bien mañana le daremos el alta. – Miro a los padres de Leonardo.- Vuestra hija le están aún sacando algunos cristales, sobre todo de los brazos. El peor de ellos ha sido uno que le ha cortado las venas de la muñeca izquierda, de no haberla taponado como lo hicieron y haberla traído tan rápidamente no se si hubieran podido contar con ella ahora. Le hemos tenido que meter sangre pues ha perdido bastante y se recupera de un coma etílico. Creo que no tendrá ninguna complicación adicional, la dejaremos 24 horas en observación y si la todo progresa bien le daremos el alta.
Los padres se miraron y pasaron la mirada a Leonardo y Aurora, se unieron en un abrazo y el ambiente pareció más liviano. El medico se espero un poco mas, cuando se separaron dio una determinación.
- Podéis entrar a ver a vuestro amigo.
Fueron a la habitación que le indicaron y Rodrigo no presentaba el mejor de sus aspectos, tenía toda la cara hinchada. Estaba consciente e intento sonreír al ver entrar a sus amigos.
- Rodrigo…- empezó Leonardo casi sin voz.
- Estoy bien.- dijo despacio.- No te preocupes..- hizo una pausa pues le costaba hablar.- Algo dolorido, pero bien.
- Es que no te tenía que haber dejado solo allí.. ¿Sabes quien te ataco?
- La verdad es que fue todo tan rápido..- cerró los ojos y respiro hondo.- Además, no quiero ni acordarme.
- Comprendo.- dijo Leonardo con pesar.
Un enfermero entró en una camilla a Alejandra y la colocaron en la cama de al lado. Alejandra estaba pálida y dormitaba con una respiración pesada. Rodrigo se fijo en la cama de al lado y un ligero temblor se apodero de su cuerpo.
- ¿Es esa Alejandra? .- preguntó casi asustado.- Se que es ella.- intento moverse pero no podía apenas.- ¿Qué le pasa?
- Es Alejandra.- Contesto Aurora con calma.- No sabemos que le ha podido ocurrir, la cosa es que sus padres se la han encontrado en la casa con algunos cristales y uno le cortaba las venas de la muñeca.
- Sola… solo…- Reflexiono.- A vosotros dos no os ha pasado nada por que habéis estado juntos.
Los dos se miraron.
- ¿Sabéis si Crist y mi hermano están juntos?
- Crist llego a la casa de su abuela muy enfadada e Ismael no se.. no sabemos nada de él.
- Tenéis que estar juntos e ir en busca de ellos.. tenéis que juntaros los cuatro.. ¿no lo comprendéis?.. Algo inexplicable esta haciendo que cuando estemos separados nos pa….
Los padres de Leonardo y Alejandra entraron en ese momento interrumpiendo la frase.
- Id en su busca..
Leonardo no dijo nada, le dio un pequeño apretón en la mano y miro a Aurora, ella no necesito tampoco palabras y se marcharon a buscar a los demás.

viernes, 9 de julio de 2010

La casa de las Diez Ventanas

XIII

Crist respiro hondo e hizo girar las llaves en la cerradura. Esta se abrió e hizo entrar a sus nuevos amigos. Se sentía extraña al entrar allí a los Draco tras la breve conversación de la mañana con su abuela, aunque habías sido ella la que había querido que fueran. Sabía que mas de una vecina estaría espiando, que algunas dejarían de hablar a sus abuelos por aquella entrada, que quizás hasta los considerarían malditos, todo esto cruzaba por su cabeza cuando la voz de su abuela la saco de toda cavilación.
- Bienvenidos a mi hogar.- Anuncio sin mas preámbulos.- Por favor, acompañadme al comedor.
Todos pasaron detrás de ella a un bonito comedor donde la mesa presidencial estaba preparada con todo detalle y olía estupendamente a la comida que había preparado. Se sentaron y durante la degustación de los exquisitos manjares preparados con esmero se pudo respirar un cierto aire de incomodidad acompañado de un prolongado silencio. El nerviosismo se podía adivinar en el ambiente de unos y otros comensales. Cuando por fin termino el almuerzo la abuela ayudada de las tres chicas quitaron la mesa y recogieron la cocina, al finalizar pasaron a la sala. Todo resultaba frió y extrañamente embarazoso, era como si alguien hubiese establecido una invisible regla de silencio, silencio que por fin rompió el abuelo de Crist mientras se servia el café.
- Entonces, vosotros sois los Dracos.
La pregunta dejo desconcertados y fuera de juego a todos, incluso Crist sintió un poco de vergüenza ajena ante tal especificación.
- Así nos apellidamos, somos los temidos y malditos Dracos de la casa de enfrente.- Explico con tranquilidad Leonardo.- Yo me llamo Leonardo, ella es mi hermana Alejandra. Desde luego os agradecemos de corazón que nos haya invitado a su casa sabiendo que se han expuesto a quedar mal con todo el pueblo.
- A nosotros nunca no ha importado mucho lo que digan los del pueblo, si no jamás hubierais pisado esta casa.- Explico la abuela de Crist.- Además.- hizo una pausa.- Yo conocía a vuestra abuela.
- ¿Conoció a nuestra abuela? .- preguntó Alejandra ansiosa.
- Conocer es poco.. era mi mejor amiga.- miró a Leonardo directamente.- Y a vuestro abuelo también lo conocí, eres igual que él.
Aurora no pudo disimular una mirada a este y de nuevo ver reflejado el rostro de su sueño.
- Supongo que vuestra abuela ha mantenido en silencio la historia de vuestra maldición, pero ya es hora de que habléis con ella y os la cuente.- Hizo una pausa mas larga que la primera para pronunciar con severidad.- Ya ha llegado la hora.
- Siento ser portadora de malas noticias, pero mi abuela murió antes de que nosotros naciéramos, nunca la hemos conocido.- Explico Alejandra.
La abuela de Crist pareció confusa y busco la misma confusión en el rostro de su marido, mas este no tenía ningún signo de esa confusión y fue rotundo.
- Vuestra abuela esta viva. Debéis de preguntarle a vuestro padre por ella y que os explique el porque de su mentira. Tenéis que hacerlo rápido pues el reloj ha empezado su cuenta atrás y el tiempo pasa deprisa. Esta llegando el momento, nosotros pronto partiremos para cumplir la promesa.
Los dos hermanos se miraron y Crist se quedo atónita y horrorizada, ¿A que viaje se refería su abuelo?
- ¿De que viaje habláis?... ¿Adonde os vais? .- preguntó angustiada.
- Es un viaje donde no nos puedes acompañar. Tu te debes de quedar aquí y debes de ser fuerte y apoyarte en tus amigos.- Explico la abuela con tranquilidad.
Crist se sintió desfallecer por dentro, no quería pensar en que ese viaje fuera el viaje final, el viaje sin retorno que todos tenían que hacer en algún momento de su vida…
- No os tenéis que ir.- concluyo desesperada.- Aquí estáis muy bien, no permitiré..
- Crist, no lo entiendes…- cortó el abuelo.- …Lo sabemos, mas tienes que confiar en nosotros. Hace tiempo hicimos una promesa para poder ..
- ¡No! … ella es la que tiene que explicarle todo eso.
- ¿Eso tiene relación con un anillo? .- Se oyó Aurora preguntado sorprendida.
- Si…- Hizo una pausa de nuevo y respiro.- Hablad con ella.
Leonardo fue la que tomo la palabra atolondradamente.
- Siento…- le faltaba el aire.- … siento que me tengo que retirar. Espero que me podáis disculpar, no me encuentro bien.- Se levantó sin esperar y Crist dentro de su confusión lo acompaño hasta la puerta.
- Leonardo, ¿Dónde vas? .- le preguntó.
Este la miró perdido.
- A reflexionar con mi mejor esperanza.
Crist se quedo petrificada por la respuesta y lo vio alejarse por la calle. Volvió a la sala donde todos estaban sumidos en sus propios pensamientos.
- ¿Se ha ido Leonardo?
- A reflexionar con su mejor esperanza.- Contesto Crist a su abuela.- La verdad, es que no entiendo nada de todo lo que habéis dicho… ni él ni vosotros.
- Lo que hemos dicho nosotros es el principio del fin. Tenéis que cuidaros unos a otros, tenéis que estar unidos, llegar al fondo.. buscad y reflexionar cada paso.- dijo el abuelo dejando aún mas confundidos a todos.- Ahora debemos de irnos, vamos cariño.- y con estas últimas palabras salieron los dos de allí dejando al resto llenos de dudas.


XIV

Todos oyeron un coche marcharse. El silenció retorno a la sala y cada uno estaba sumido en sus propios pensamientos. Crist no podría dejar de pensar en las palabras de sus abuelos, un viaje, un largo viaje donde ella no podía ir, cada vez una imagen mas clara se translucía tras las palabras. Los nervios le subían, necesitaba salir de allí, necesitaba irse… sin decir ni media salió de la habitación y fue directa al garaje, el pequeño seiscientos no estaba así que sin pensárselo cogió el Audi A8 que tenía las llaves puesta.
- Crist… se va.-
Los otros tres salieron de sus pensamientos.
- Ya se han ido dos.- comentó Rodrigo reflexionando.
- Estamos haciendo todo lo contrario de lo que nos han recomendado.- Continúo Ismael.
- Tenemos que buscarlos, tenemos que estar unidos.- concluyo Alejandra.
- Si nos dividimos en dos grupos serás mas amplia la búsqueda… Yo iré con Alejandra en el coche, Rodrigo tu ve con Aurora en la moto.
Sin mas preámbulos los cuatro se pusieron en movimiento.

A Leonardo no le importo que fueran las cinco de la tarde, que la gente llenara las terrazas de las cafeterías. No le importo el niño que salió despavorido llorando cuando paso, ni le importo que alguien llamara a un guardia cuando atravesó el paseo marítimo. Atravesó la playa y se marchó directamente a su lugar preferido. Algunos curiosos se acercaban con precaución “al maldito” y al menor movimiento se alejaban despavoridos.
El no comprendía porque su padre le había mentido acerca de su abuela. El siempre había confiado plenamente en él, jamás había durado de su palabra. Nunca le había mentido, eso no existía en su universo. Ahora se sentía confuso, traicionado, dolido en un sitio bastante profundo. La lágrimas le quemaban y su pulso se acelero, de pronto noto el sabor salado, ese sabor que tantas veces le habían acompañado en su vida. Los sollozos poco a poco fueron aumentando, se sentía perdido…
Los niños que merodeaban alrededor se asustaron plenamente cuando “el maldito” empezó a emitir “sonidos extraños”, la gente se alarmo y se empezaron a desplazar a otro sitió de la playa.
Aurora tuvo la certeza de donde estaba sobre todo al ver el alboroto que se estaba formando por algunas zonas próximas a la playa.
- Rodrigo, en las rocas aquellas… aparca la moto.
Rodrigo aparco y los dos se fueron directamente hacía el objetivo, era fácil adivinar al ver el hueco que había quedado vació cerca de él. Cuando llegaron Leonardo estaba sumido en una tristeza perdida, los ojos los tenía enrojecidos, se notaba desmoralizado y no salía de su hipnotismo. Aurora no sabía que hacer, se agacho enfrente en silencio, Rodrigo le cogió la mano y empezó a estirar suavemente de ella hasta que de nuevo volvió allí.
- Valla, estáis aquí… ¿Cuándo habéis llegado?
- Hace un ratito.
- ¿Cómo me habéis encontrado?
- Siguiendo la reacciones de la gente.
Leonardo miro a su alrededor.
- Pobre gente… Me siento tan mal cuando me doy cuenta de que es mi presencia la que produce esto.- Se levanto.- ¿Nos vamos?
- Creíamos que te estábamos esperando a ti y ahora resulta que eres tu el que espera que nos movamos, valla.- comento Aurora divertida.
- Siempre fue así…- La voz de Leonardo sonaba extraña.- Se supone que éramos mi hermana y yo quien esperaba a que llegarais a nuestras vidas para que pudiéramos desconfiar de nuestros padres.
Aurora se quedo algo pasmada…
- Pero Leonardo.. ¿De que hablas?
- Ahora comprendo lo que me dijiste en el jardín… los que aspiran mas confianza son los primeros en traicionarte… me estabas preparando para el golpe de la tarde, ¿no?
- Eso.. eso no tenía nada que ver con esto, con lo que hemos conocido esta tarde… lo que te comente fue por… por…- dudo un momento.- por motivos personales… además yo no tengo por que contarte mis motivos.. como tu mismo me dijiste no tengo la suficiente confianza contigo, nos conocemos de un par de días..
- Tienes razón.- Se levantó de un golpe y se marcho sin mediar mas palabras.
- Nunca lo había visto así.- comentó Rodrigo sorprendido.
- Ha sido muy injusto echándome la culpa de los comentarios de los abuelos de Crist… yo no sabía nada.
- No se lo debes de tener en cuenta, esta confuso con toda esta revelación tan repentina.
- ¿Y yo no?..- dijo Aurora cabreada.- Tengo a mi mejor amiga perdida en sabe Dios donde, por lo que han dado a entender los abuelos de Crist se tienen que marchar de “viaje” por no se que promesa del pasado y me da muy mala espina esas palabras. No se que tiempo tenemos, ni que reloj se ha puesto en marcha ni para que… tendríamos que estar afrontándolo juntos y vamos cada uno por un lado..
- En eso tienes razón… todos estamos algo desperdigados. Crist no sabemos donde anda, Ismael y Alejandra están buscándola, nosotros estamos a punto de perder de nuevo a Leonardo de vista..
- Vamos.
Se levantó rápidamente y empezó a correr hacía donde iba su amigo seguida de cerca por Rodrigo. Cuando llego a la altura de Leonardo que estaba causando de nuevo alguna que otra estampida por donde pasaba se paró ante él y antes de que dijera palabra lo cogió de las manos y lo retuvo. Este intento soltarse cabreado pero ella lo retenía con toda la fuerza de que era capaz, Rodrigo se quedó algo parado junto a ellos observando sin entender. Hubo un momento en que pareció parar el universo y el rostro crispado de Leonardo se suavizo, la tensión cedió y una leve sonrisa apareció en sus labios.

Crist había puesto la radio del coche y sonaba una de esas horribles canciones tecno que tampoco le gustaban pero que estaba tanto de moda. Cogió la carretera y acelero a fondo, sintió la velocidad en sus venas y se acordó vagamente de una canción de hombres G que el protagonista conducía como ella ahora, aunque ella lo hacía de día… pura coincidencia… en radio melodía empezó a sonar la canción recordada. Sus pensamientos eran confusos, sus abuelos… una promesa, un viaje sorpresa… cuando bajo a por el coche no estaba el seiscientos… sus abuelos se había ido a dar un paseo seguramente, volverían a casa, harían las maletas y querrían irse en el coche que ella conducía, ¿Cómo se iban a ir de viaje en aquel pequeño vehículo?. Una luz se fue haciendo en su mente, tenía que dar la vuelta, esperarlos, hablar mas tranquilamente de todo aquello… si… eso haría. Levanto el pie del acelerador, dio la intermitencia, y se metió en el arcen. Miro a su alrededor y se dio cuenta de que no conocía aquella carretera, no importaba, solo tenía que dar la vuelta y volver. No venían coches, hizo un par de maniobras y se coloco en el carril de regreso, entonces ocurrió, el coche empezó a renquear, dio un par de tirones y fue cuando Crist miro por primera vez el salpicadero… el piloto de la gasolina estaba encendido, seguramente el ordenador de a bordo la había avisado pero ni se había enterado, echo el intermitente de nuevo y lo último que hizo antes de que se parase del todo fue meterse de nuevo en el arcén. No podía avisar a nadie, estaba sola, aislada, con la avería de los tontos.. así la llamaban el quedarse colgada por falta de combustible. No se salió del coche, se quedo allí clavada en el asiento pensando que no era casualidad que justo aquel verano en el cual había conocido a los Draco todo había empezado a ir mal… estaban realmente malditos y ahora lo sabía sin dudarlo.. ellos eran los culpables de todo… solo ellos… sin poder evitarlo las lágrimas afloraron sin control y se desato la tormenta dentro de ella.

Dieron varias vueltas con el coche y no localizaban el Audi. Llegaron a la antigua carretera que salía del pueblo y que ya casi nadie utilizaba y Alejandra tuvo una corazonada.
- Vete por aquí.- le indico a Ismael.
Ismael enfilo por donde le decía su amiga y después de casi un cuarto de hora recorrerla divisaron un Audi A8 en el anden contrarió a su marcha.
- Mira donde esta.- dijo Ismael casi suspirando.- ¿Cómo has sabido que no la íbamos a encontrar aquí?
- Cuando me cabreo me vengo por aquí, para que pase alguien es un milagro y con las rectas que hay puedes acelerar un poquito mas de la cuenta.. por eso se me ocurrió que podría haberse venido ella también.
- Que suspicaz eres.- Comento Ismael.- Deberías de ser detective.
- No es para tanto, un poquito de intuición, no mas.
Ismael dio la vuelta y paro detrás del coche, se asomo por la ventanilla y llamo por los nudillos para que esta bajase la misma. Crist salio de sus pensamientos y bajo la susodicha.
- Hola guapa, ¿te has perdido?
- No, me he quedado sin gasolina.- dijo Crist aún hipando.
- ¿Y por eso estas llorando?... vamos, vamos.- le dio un suave beso.- Eso lo arreglo yo en un periquete.. ya vengo, ahora mismo te traigo un poco para que llegues al pueblo.
Fue hasta el coche y le indico a Alejandra que se quedara con ella hasta que regresara. Esta se bajo y se inclino en la ventanilla, la observaba en silencio y Crist aún le caían silenciosas lagrimas, lo peor ya había pasado. Alejandra se sintió en la necesidad de decir algo.
- Oye Crist, se que casi no nos conocemos pero si quieres que te ayude en algo.
Crist se sorprendió un poco, miro a Alejandra con cara de pocos amigos y sus palabras sonaron fuera de tono.
- ¡Oye!.. No te vengas haciendo la amiguita buena por qué tu eres la única causa de mi desgracia personal. Ahora comprendo porque dicen en el pueblo que sois malditos.. lo estoy comprobando de primera mano. Desde que os juntasteis con nosotras, y sobre todo conmigo, estoy recibiendo noticias realmente desagradables.
- No se a lo que te refieres… no creó que sea tan grave que tus abuelos tenga que hacer un viaje a no se que sitio.- hizo una breve pausa.- En cambio, si lo piensas bien, tus abuelos han revelado algo sobre mi familia que si es realmente doloroso, no han dicho que mi padre es un mentiroso y que esa mentira va sobre la muerte de mi abuela, mi abuela que se supone que esta viva en algún lugar. Eso si lo podría considerar toda una ofensa y en cambió estoy intentando mantener la calma.
La muerte, el viaje sin retorno.. un viaje que tu no podrás hacer… la muerte… la muerte de sus abuelos…
- Tu hermano y tu le vais a producir la muerte a mis abuelos.. sois unos asesinos.
Alejandra se quedo helada… ¿pero que decía aquella chalada?
- El viaje a ninguna parte, un viaje que no puedo ir… estoy segura que se refería a eso… a morir por una absurda promesa que hicieron a alguien… y estoy segura que esta relacionada con vuestra maldición… sois malditos por eso.. por que producís ese efecto en alguna personas... estoy segura.
No podía dar crédito a lo que escuchaba…
- Si eso fuera cierto no podríamos vivir con nadie, todos habrían muerto a nuestro alrededor… pero chica, ¿te estas escuchando?
- Cada vez lo tengo mas claro… ¡VETE DE MI VENTANA!.. ¡ASESINA!
Que extraño delirio le había ocurrido a esta chica… pensó Alejandra al oír todo aquello… de todos modos y viendo lo desencajada que estaba se alejo de la ventanilla y se quedo de pie tras el coche deseando que apareciera pronto Ismael con la gasolina.

- ¿Y los demás? .- pregunto Leonardo a Aurora.
- Crist esta desaparecida como tu, Ismael y tu hermana han ido a buscarla.
- Tendríamos que hacer lo mismo, buscarlos.
- ¿Por qué no regresamos a la casa de Crist y los esperamos allí?. Supongo que volverán allí.- Propuso Aurora.
- Estoy de acuerdo, iros los dos en la moto, yo llegare andando en un momento.
- ¿Estas seguro? .- preguntó Leonardo.
- La moto es tuya Leonardo, vete con Aurora.. ya has dado bastante escandalera por hoy.
- Tienes razón.- Sonrió Leonardo.- ¿Vamos Aurora?
Ella no contesto y se monto con el en la moto. Rodrigo emprendió la marcha hacía la casa cuando un fuerte golpe en la pierna le hizo doblarse de dolor.
- Tu eres uno de los que se pasean con ese Draco que ha escapado en la moto con la putita esa..- dijo un tío con muy mala pinta acompañado de cinco mas.- Vamos, cogedlo.
Rodrigo notó como dos de echo lo cogían estratégicamente y con rapidez se metían en un callejón cercano.
- Esto es lo que le hacemos a los que se juntan con esos malditos.- Y un doloroso puñetazo en la nariz hizo que esta empezara a sangrar. No podía moverse, lo tenían inmovilizado totalmente. El que hablo y otro empezaron a darle puñetazos. Rodrigo no supo cuanto duro aquello, perdió la noción del tiempo, los golpes que recibía se repetían sin cesar y pronto todo se volvió mas oscuro… mas oscuro…