lunes, 6 de septiembre de 2010

Donde dije Digo....

No se si los que seguís mi relato os habéis fijado, pero en los últimos dos capítulos a Ismael le he cambiado el nombre por el de Fran... ha sido un lapsus que espero no se vuelva a repetir, de todas formas ahora mismo voy a corregir estos dos escritos, pero por si acaso se me escapa algún Fran.

La casa de las Diez Ventanas

CAPITULO XIX

Maya entró a la salita y vio a su hija allí sentada con un muchacho. Había ido directamente pues no había tenido el valor de llegar a la casa. Al pronto, por teléfono, había estado dispuesta a llegar y acogerla entre sus brazos, dura, fuerte, inamovible, era la madre y como tal tenía que demostrar fortaleza ante su pequeña que estaría destrozada por tan horrible noticia, mas su entereza primera se fue debilitando minuto a minuto, kilómetro a kilómetro. Cuando noto el salado sabor del mar en su boca se derrumbo, miro la hora, iban muy bien de tiempo, casi sin aliento le dijo a su marido que pasase de largo, que fueran directamente al tanatorio. Allí lloraría un rato, se repondría y bajaría a ver a su hija.. mas lo que no esperaba, lo que no tenía previsto era verla allí… demasiado pronto, demasiado rápido..

Crist miro la hora y eran las nueve y veinte. Estaba algo mosca pues aún no habían aparecido por allí los de la funeraria a pesar de haberlos avisado hacía ya unas horas. Aurora se había ido con Leonardo a limpiar el coche e Ismael se había quedado con ella. Al pronto no se dio cuanta pero una mujer vestida de negro absoluto entro a la sala precedida de un hombre. Mas cuando se acercaron su corazón dio un salto gigantesco dentro de su pecho y se levanto presurosa a abrazarla. Había estado tranquila, serena pues así debía de ser, mas al verla todo ese muro se derrumbo y en una carrera se cobijo como cuando era pequeña en aquellos brazos que tantas y tantas veces habían acogido sus pequeñas rabietas y enfados de niña.

Ismael tenía un sueño inquieto cuando una voz suave lo despertó. Recibió la noticia y le entraron las prisas. El padre de Leonardo lo llevo hasta allí. Entró no sabiendo que se iba a encontrar y estaban allí sus dos amigos con ella. Ella, serena, tranquila, se levanto y se abrazo a él durante un largo rato. Cuando se separo no le soltó la mano, se sentaron y el silencio fue el único sonido que existía, hasta que la voz de la propia Crist empezó una ligera conversación sin importancia. Leonardo y Aurora se marcharon hacía un rato cuando vio a Crist abrazarse a una mujer enlutada y derrumbarse. El llanto hizo su presencia e Ismael sintió un nudo en la garganta.

- Tardaremos una hora y media en tener el coche limpio del todo.
- Nos pasaremos entonces.- Contesto Leonardo al encargado.- ¿Quieres que desayunemos algo? .- le preguntó seguidamente a Aurora.
- No tengo mucha hambre.
Pasearon un rato en silencio y por fin fue Leonardo quien lo rompió.
- Estas muy callada.- hizo una pequeña pausa.- Me inquieta tu silencio.
- ¿No adivinas mis pensamientos?
- No… ¿Debería?
Aurora dejo pasar otro pequeño intervalo de tiempo antes de continuar.
- Crist lleva viniendo aquí a veranear todos los años durante un mes completo desde que era un bebe. Todos los años, uno tras otro y nunca ha pasado nada.- Respiro hondo.- Este año he venido yo y he metido la pata.
- No creo..
- ¡NO! … No intentes convencerme de lo contrario. A raíz de venir yo se ha activado una especie de bomba de relojería que esta empezando a estallar y que ha empezado por los abuelos de Crist.- Suspiro.- Estoy segura que si no vengo no hubiese pasado nada.
Siguieron caminando un rato en silencio.
- Todo lo que ocurre en esta vida siempre tiene una razón, nada pasa al azar.
- ¿En serio crees eso?
- Luna siempre lo dice, todo esta conectado, solo hay que encontrar los enlaces.
- Tu amiga Luna, esa que dice que soy el centro de no se que historia… eso me ha hecho pensar que así es y que si me hubiese quedado en casa..
- Hubieras venido otro año y ese año hubiera pasado esto..
- Quizás le hubiera dado mas vida a los abuelos de Crist, quizás le hubiera dado una muerte mas natural.. no por un supuesto accidente de coche.
- Este ha sido el año elegido por algún motivo, no le des mas vueltas.
- Me siento tan mal.- Dijo casi sin voz.
En contestación Leonardo le cogió la mano fuertemente y Aurora sintió alivio, no sabía si podía llegar a ser verdad, pero por alguna extraña certeza se sabía conectada a aquella persona que tenía al lado. Le daba un resplandor y una serenidad que no había sentido nunca, como si la conociera de hace tiempo, de antaño.

Crist, la mujer y el hombre se acercaron a Ismael.
- Ismael, estos son mis padres, Maya y Roberto. Este es Ismael.
Se saludaron con afecto y se sentaron juntos.
- Mi hija me ha hablado algo de ti, y bueno, estando con ella en estos duros momentos me demuestras que puedo estar tranquila.
Ismael se sentía algo nervioso, pero hablo sin titubear.
- Es lo mínimo que puedo hacer, ojala pudiera hacer algo mas para aliviar tan mal trago.
- Creo que ya haces bastante.- Le comento Roberto.
Guardaron silencio durante un momento y Maya lo interrumpió.
- Hija, ¿Dónde esta Aurora?
- Ha ido a limpiar el coche, estaba algo sucio y…
- ¿Qué coche?
- El coche del abuelo.
Maya por un momento se quedo bloqueada, sus padres habían tenido un accidente de coche… ¿Qué coche?.. pensó…
Un hombre entro en la estancia decidido. Era alto y de constitución fuerte. Su atuendo dejaba entrever su empleo. Serio y solemne se acerco directamente a Maya.
- ¿Es usted Maya Marpez Beila?.- Hablaba despacio, con suavidad.
Maya casi no le salía la voz con lo cual afirmo con la cabeza.
- Le transmito mi mas sentido pésame, es duro perder a dos familiares tan cercanos a la vez.- Dejo pasar un pequeño intervalo de tiempo antes de continuar.- Me llamo Jaime Blanco y soy de la funeraria La Paz. Me temo que no soy portador de buenas noticias y me gustaría hablar con usted tranquilamente. Se que es duro en estos momento pero me siento en la obligación de comunicarle algunos tramites que su padre personalmente me confío ayer por la tarde cuando estuvo en nuestra oficina.
- ¿Ayer por la tarde?
- Si.
Maya cada vez comprendía menos mientras que Crist al contrarió se le iba encendiendo la luz.
- Digame… pues.
- Lo que le voy a decir es algo que podríamos catalogarlo de confidencial..
- Son personas de confianza, prefiero estar arropada por mi familia.- Le cortó Maya casi sin aliento.
- Bien.- Determino el hombre.- Ayer por la tarde su padre vino a mi oficina a hablar conmigo. Me dijo que presentía que su muerte estaba próxima y que un familiar cercano llamaría para avisarme. En este caso creo que fue la señorita la que llamo.- Añadió señalando a Crist.- Me dejo un sobre cerrado que debería de abrir tras la llamada. Este sobre .- Afirmo mientras sacaba el susodicho de una carpetilla que llevaba.- Después de que su hija, supongo que lo es por el gran parecido que tiene con usted, me confirmara el suceso hice lo que su señor padre me dijo y tengo que admitir que me sorprendió lo que leí, pues es el primer caso que me ha pasado en 25 años que llevo trabajando en La Paz.- Hizo una pequeña pausa.- Esto es como una última voluntad, mas a pesar de ello tengo que tener la confirmación de sus allegados mas íntimos para cumplir con lo aquí escrito.- Le paso el sobre con seriedad.
Maya lo cogió con las manos temblorosas, no quería leer aquello, fuera lo que fuera que se cumpliera así. Busco la voz pero la había perdido, devolvió el sobre sin tan solo abrirlo y afirmando de nuevo con la cabeza.
- Tomare eso como un si.- Dijo el hombre solemne.- Cumpliré con lo aquí escrito.
Crist tuvo una curiosidad irrefrenable por saber la última voluntad de su abuelo y sin pensárselo le pidió el sobre y saco el folio. La escritura era clara y firme. La letra era perfecta y tan conocida por Crist que se le saltaron las lagrimas sin querer. Las instrucciones eran sencillas de seguir.

1ª.- Cuando reciba la llamada y abra este sobre tendrá que llamar a la Agencía de Transporter “Belsur” y reclamar un paquete a nombre de su funeraria.
2ª.- Cuando reciba el paquete comprobara que es un ataúd de medidas especiales hecho para que nosotros, mi esposa y yo, podamos estar dentro juntos.
3ª.- Por sus medidas especiales deberá de recoger una furgoneta que ya he alquilado previamente para ustedes en “Automóviles Toruso” para el transporte hasta el cementerio.
4ª.- Avise a la coral “Marras” para que nos cante algunos trozos del “Réquiem de Mozart” , en especial “El Lagrimosa”, (Esto es un caprichito de mi esposa)
5ª.- Espero que se puedan encargar de que haya un ramo de Rosas blancas ante el altar de la iglesia, y en vez de corona dos rosas rojas en los compartimentos hechos para tal fin en la misma caja.
5ª.- Para vestidnos, como ya hablamos en su momento, Túnicas blancas.
Espero que pueda cumplir con todos estos puntos pues confiamos en su seriedad.

Atentamente.

Casi no pudo ver la firma de su abuelo, la lágrimas le empañaban la vista. Eran ordenes precisas de una persona que sabía que iba a perder la vida junto a la compañera fiel que siempre la había acompañado en ella. Así lo querían ellos, así debería de ser.