lunes, 22 de febrero de 2010

La casa de las Diez Ventanas

V

Las dos chicas corrían por la playa, eran casi las siete y empezaba a amanecer. Se sentaron en la arena y aspiraron el aire salado. El sol salía como una gran bola por le horizonte y el mar cambiaba de color, anaranjado, rojizo, azulado…
Aurora no se lo podía creer, cuantas veces había soñado aquel amanecer. Estar en la playa, sentada, viendo como el milagro del cambio se producía ante su mirada. Se sentía relajada, feliz, arropada por el rumor de las olas. Las palabras se había perdido, se habían fundido en aquella intensa sensación.. y perdida en todos esos pensamientos uno nuevo y repentino se visualizo.. él… ese amanecer sería perfecto con alguien a su lado, un ser maravilloso que aún no había encontrado, un príncipe azul. Era un tonto anhelo, pero… ¿por qué no?. Para su amiga Crist el conquistar chicos era sencillo, ella era alta, delgada, con unos preciosos ojos verdes que cambiaban según le daba el sol a un tono mas claro o mas grisáceo. El resto de su rostro era perfecto, no sabría como describirlo bien, pues no era bueno en eso, pero sabía que era una muñeca, por eso los chicos siempre se pirraban por ella, y a ella le gustaba filtrear con desenfado. Ella en cambio era mas bajita y regordeta que su amiga, tenía ojos marrones y un rostro no era muy destacable… eso si, tenía el don de la confianza y la simpatía y no sabía porqué extraño motivo en muchas ocasiones esto le había traído conferencias y confesiones de sus amigos que no habría querido escuchar de sus labios.
- Aurora, ¿Te pasa algo?
- No… ¿Por qué?
- Es que te has quedado muda y de pronto tu rostro se ha puesto algo contrariado.. ¿Qué estas pensando?
Aurora se sintió sorprendida dentro de sus propias cavilaciones.
- Nada particular.
Crist a aquello solo respondió con un “ajam” de asentamiento. Se quedaron allí un rato mas contemplando el mar. Mas tarde volvieron a la casa donde les esperaba un buen desayuno.

Aurora termino de preparar el macuto con las toallas y bajo a la cocina donde esperaba su amiga charlando con su abuela.
- Oye, mi abuelo me ha pedido que vaya con él a un sitio, así que no creo que pueda ir a la piscina aún.
- No hay problema, te esperare y luego vamos juntas.
- ¿Para qué?.. ya conoces al resto de la panda. Vete ya, no creo que tarde mucho.
- Como quieras.
- Crist, venga.- se oyo la voz del anciano.
- Me voy chica, luego nos vemos.
Con estas palabras Crist se marchó y Aurora se quedo a solas con la abuela que preparaba unos aperitivos para la piscina.
- ¿Le ayudo?
- No querida, no hace falta, ya estoy terminando.- metió unas cuantas coca-colas en la nevera y la cerro.- Bueno, con esto pienso que tenéis bastante.
- Ha puesto comida para un regimiento.
- Mas vale que sobre que no que falte, ¿no crees?
- Claro que si, Señora.
A la abuela de Crist le cambio la cara, se puso seria y fulmino a Aurora con la mirada.
- ¿Señora?... ¿Pero que te piensas?, ¿Qué soy una anciana?.-
Aurora se quedo todo cortada.
- Hablame de “tu” chiquilla, no soy tan vieja.- sonrió abiertamente.- ¿Cuántos años me echas?
- No se, ¿sesenta y cinco?
- Casi guapa.. un par de años mas.
- Sesenta y ocho.
- Efectivamente, ¿tu crees que con 68 años que tengo es para tratarme de usted o de Señora?... ¡soy joven!... Fran tiene 71 y ya es algo mayor, ¿pero yo?... Ando todos los días una hora y media, me gusta nadar cuando puedo en el mar, que es prácticamente a diario. Salimos de marcha cada fin de semana, a cenar, a bailar, al cine… ahora es cuando tengo tiempo de hacer todo esto… ¿todavía me consideras vieja?
- Pues visto de ese modo no.
- Me alegro de que lo veas así, para ti soy “Tu” o “Carmen”… como prefieras.
- Pues casi me quedo con Carmen, la verdad.
- Bien Aurora.
Aurora cogió el macuto con las toallas y la nevera con todas las viandas y se encamino para la puerta.
- Aurora..
Esta se dio la vuelta y miro a la joven anciana.
- ¿Quieres llevarte la bici?
- No, voy andando.
La mujer la miro intensamente por un momento y al final pronuncio.
- ¿Te preocupa algo?
- No, ¿Por qué?
- Es que por un momento me ha dado la sensación de que hay algo que te inquieta por dentro, no se.
- No me pasa nada, en serio.
- Serán cosas mías.- comento distraída.- que lo paséis bien.
Aurora se marcho para la piscina, por el camino no pudo mas que pensar que aquella mujer a la que apenas conocía era muy agradable y con una sensibilidad especial para percibir las cosas. Su mente no podía dejar de dar vueltas a las sombras, a el maldito… a esas cosas que parecían triviales pero que quizás no lo fueran tanto.



viernes, 12 de febrero de 2010

Temblando

Se que no es lo habitual, pero antes de escribir este relato voy a poner un vídeo que me encanta... primero lo escucháis y luego leéis..
Feliz Carnaval y San Valentin!







Colgó y se quedo con el teléfono en la mano durante un rato. No comprendía como había podido ocurrir algo así. Fue a su cuarto y contemplo el traje de “El Zorro” que había elegido para el carnaval. Se acordó de hacía dos meses cuando viendo con su sobrino la tele se les ocurrió la idea al ver “El Zorro generación Z”. Ella se disfrazaría de “Latigo Scarlata” y él del “El Zorro”. Después de un rato cogió el traje y lo colgó en el armario, ya no saldría. Pensó en llamar a Matías, su mejor amigo. Cogió el teléfono y cuando iba a marcar el número lo colgó, ¿le iba a estropear la noche a su amigo?, ¿la noche de Carnaval, la madrugada de San Valentin?... no podía hacer eso, su amigo esa noche saldría con Sandra, la chica que después de tanto tiempo le había concedido una cita. Fue a la cocina y no le apetecía cenar, miro el reloj y a pesar de ser las ocho y medía de la noche decidió meterse en la cama. Sabía de antemano que no podría dormir, pero que mas daba.

Se despertó sobresaltado y miró la hora en el pequeño reloj de la mesilla de noche, marcaban las diez menos cuarto. Recordaba que había entrado en un ligero sueño vencido por los sollozos, noto la almohada mojada y supo que la pesadilla estaba allí. Se sentó en la cama y miro hacía el armario de nuevo… ¿Qué habría hecho el Zorro en su lugar?, ¿Salir en busca de aventura?, ¿emborracharse?. ¿Por qué no?... No tenía ningún plan concreto. Se metió en la ducha y dejo que el agua cayera sobre él para despejarse. No lo consiguió, mas aún así se puso el traje de “El Zorro” y antes de salir del apartamento se miro en el espejo, la verdad es que parecía el autentico Zorro.


La discoteca estaba a tope, se apalanco en la barra y se pidió un Cuatro Rosas. Cientos de mascaras circulaban por allí. Unas mas elaboradas, otras menos. La pista estaba llena de disfraces que bailaban al son de la música. Sin poder evitarlo su vista buscaba a algún “latigo Scarlata” mas no veía ninguno.., a lo mejor había cambiado de opinión y se había disfrazado de otra cosa. Cogió el vaso y le dio otro largo trago, entonces se dio cuenta de que ya se lo había tomado. Se pidió otro y cuando cogía esta segunda invitación al desfallecimiento de los sentidos se quedo en vilo. Ante él paso un grupo que realmente se habían currado los disfraces. Cada uno iba disfrazado de un componente de “El Señor de los anillos”. Aragorn, Gandalf, Frodo, Legolas, y ellas todas vestidas iguales, de la Princesa Eowyn. El Zorro observo la comitiva y quizás solo él se fijo en lo singular de los trajes, en sus terminaciones. Todas las chicas con aquel precioso vestido blanco hasta los pies, con largas melenas rubias, como la que salía en la película… todas menos una. Ella no era Eowyn, si no Arwen, la princesa elfa enamorada de Aragorn. Su vestido era mas fino, mas etereo, de un precioso color verde clarito, sus movimientos eran ligeros, perfectos, una larga melena negra le caía en cascada sobre la espalda, era perfecto el disfraz, lo lucia con gracia y soltura.


Durante un rato su mente se sintió liberada ante aquella imagen tan perfecta, su segundo Cuatro Rosas le duro mas. Se pidió un tercero, y no supo si por los efectos que ya le producía el alcohol tuvo un pensamiento repentino e inesperado. Sin parar a pensarse mejor las cosas le dio un largo trago a su tercera bebida casi apurándola, dejo el vaso y se encamino para la pista donde estaba ella bailando con el grupo al completo. Cuando llego a su altura solo le salió una palabra.
- Arwen.
Ella lo miro y sonrió. Lo que no había visto El Zorro desde tan lejos era los preciosos ojos verdes que hacía juego con el color de su vestido.
- Vaya, eres el Zorro si no me equivoco.
- Si mi señora, a sus pies para servirle.
- No hace falta que estés a mis pies, mas bien…
La frase fue interrumpida por el DJ en ese momento y no pudo saber el final de esta.
- Son las doce de la noche, espero que estéis disfrutando de el Carnaval. Empieza San Valentín también, felicidades a todos los enamorados!!!
Una preciosa balada de amor empezó a sonar. El Zorro sintió que todo aquel arranque de hacía un momento se le venía abajo, enamorados, San Valentín… el desazón le ataco de nuevo, decidió retirarse de nuevo a la barra pero Arwen le cogió de las manos y se las puso en su cintura, y sintió el calido abrazo de ella. El Zorro cerro los ojos y se dejo llevar. Poco a poco todo se relajo, todo desapareció, solo estaban los dos bailando al compás de la música, y por primera vez en aquella noche se sintió bien. No supo el tiempo que paso pero la música cambio de nuevo. El Zorro se vio de nuevo rodeado de gente, el encantamiento se había roto, todo volvía.
- Zorro, ¿Quieres que salgamos de aquí?.
El Zorro la miro como si no saliera de su asombro. Se había acercado, habían cruzado unas palabras y unos bailes y le estaba proponiendo salir de allí… pero en realidad no le apetecía quedarse, necesitaba respirar aire fresco. Sin contestarle, esta vez fue él quien le cogió la mano y la saco para afuera. Ella se paro en el ropero y recogió una preciosa capa negra que se la echo por los hombros y la envolvió, estaba realmente preciosa con todo aquel traje. El fresco al salir de la discoteca los azoto y ella tirito un poco. Pasearon en silencio, el carnaval estaba en su total apogeo, cientos de disfraces invadía la avenida. Gente que entraba y salía de los locales de moda se cruzaban con ellos. De pronto el corazón le empezó a latir a 1000 por horas, rezo por que su lejana visión no fuera lo que pensaba que era. La imagen difuminada entre las mascaras se fue haciendo mas clara mientras se acercaba. Todo se colmo de silencio cuando se cruzaron, el Zorro noto un nudo en todo su ser, un sudor frió, las lagrimas le escocían y luchaban por no salir mojando el antifaz. Arwen noto aquel repentino cambio en su compañero y miro con mas detenimiento a la pareja que acababa de pasar por su lado. Era una chica vestida de Latigo Scarlata acompañada de un “Scary Movie”. Anduvieron un rato mas en silencio y de pronto El Zorro se paro.
- Arwen.- dijo casi sin voz.- Te voy a acompañar a la discoteca. He sido un insensato acercándome a ti.
- ¿Insensato?.- preguntó ella con suavidad.- Esta noche me has salvado.
El la miro sin comprender.
- ¿Salvado?... ¿Salvado de que?
- ¿No te has fijado?... Había cuatro parejas, y yo siempre voy sola entre ellos… esta noche he tenido la gran oportunidad de bailar con el Zorro, nada menos… me ha salvado de tener que sentarme y al final quedarme de candelabro entre ellos.
- ¿De candelabro?...- Sonrió de buena gana.- Nunca había oído esa expresión.
- Ya ves, es que con tantos…
- Comprendo.- su expresión de nuevo cambió a mas seria.- Mas, en serio, no tengo ganas de nada… voy a ser un aburrido. Solo tengo ganas de ir a casa…
- A llorar tus penas… ¿verdad?
El no contesto pero unas gotas cristalinas ya asomaban por debajo del antifaz. Ella lo abrazo de nuevo y el se dejo abrazar. Cuando por fin se separo se encontraba mejor.
- Bueno, ¿Qué me dices?... ¿te vas a casa? .- preguntó ella con suavidad.
- No, vayamos a tomar una copa, Arwen, pero a un sitio mas tranquilo, tenemos mucho de que hablar… si quieres…
Ella no contesto, le cogió de la mano y se perdiendo en la noche. Cupido, desde la esquina de la calle contemplo su nueva obra, sabía que esa flecha no se perdería entre el bullicio.




jueves, 4 de febrero de 2010

La casa de las Diez Ventanas

IV

En el reloj de la sala dieron las siete y media cuando entraron las dos muchachas a la casa. Subieron a la habitación que compartían y Aurora se dejo caer en la cama.
- ¿Sabes? … esto es de fabula.
- ¿Por qué dices eso?
- Por qué no me creo que sean por fin mis primeras vacaciones en plan guay. Tu vienes todos los años a disfrutar de la playa y todo eso, pero yo me quedo en casa pasando calor y con suerte ganando algún dinerito extra en algún que otro trabajo que me salga.
- Ya comprendo, son tus primeras vacaciones de verdad.
- Verdaderas vacaciones que no tienes que preocuparte por nada… es… es como un sueño.
- Con la diferencia de que no estas durmiendo… estas despierta.
- Si..- dijo lentamente.- Estoy despierta.- y sin saber porque su mirada se dirigió directamente a la ventana que estaba con la persiana media para que no pasase tanto el sol.
- Ahora antes de irnos subiremos la persiana y abriremos un poco la ventana, así luego entrara la brisa marina y cuando volvamos estará el dormitorio mas fresquito.
- ¿Vas a ducharte o lo hago…. – unos golpecitos en la puerta interrumpió la frase.
- Crist, tu abuelo quiere verte.
- Creo que eso contesta a tu pregunta.- le comento mientras se marchaba para la puerta.- Ya voy abuela.
Aurora vio como su amiga se marchaba y cuando quedo sola en el dormitorio se acerco a la ventana, levanto un poco mas la persiana y allí estaba, intrigante y misteriosa, la casa.

- Tu abuelo esta esperándote en la cochera.
- Bien.- dijo mientras se marchaba.
Entro a la cochera y vio a su abuelo limpiando su precioso Audi A8. Estaba tan adsorbido por esta actividad que no se dio cuenta de la entrada de su nieta. Esta espero paciente a que saliera de su tarea. Después de un rato paro un momento y miro la maravilla mecanica que tenía delante, entonces se dio cuenta de la presencia.
- Vaya, ya estas aquí… no te he oído entrar.
- Me he dado cuenta.
- ¿Por qué no me has dicho que ya estabas aquí?
- Es que estabas tan abtraido que…
- Ya… oye, tu tenías ya carnet de conducir si mal no recuerdo..
- Me lo saque el año pasado.. ¿No te acuerdas que os lleve al Salón Esmeralda para la boda de la hija de vuestra vecina y luego os recogí?
- Cierto… cierto… pues entonces…- hizo una pequeña pausa antes de continuar.- Os voy a dejar esta noche..
Si… pensó… el Au…
- A Sisi.
¿Sisi? …. a Crist se le fue el alma a los pies, instintivamente miro hacia el pequeño y amarillo seiscientos que estaba al lado del gran coche.
- ¿Qué te parece, preciosa? … ¡A que es genial!
- Si, genial.- dijo intentando que su voz no sonase decepcionada.
- Bien, pues lo tendrás que limpiar, supongo que no querrás mancharte la ropita de salir.
¿Y encima tenía que limpiar el coche?... mas vale irse andando. Miro a su abuelo dispuesta a rechazar el ofrecimiento pero la mirada ilusionada del anciano la hizo cambiar de opinión.
- Avisare a Aurora para que me ayude a limpiarlo.
Con esas palabras salió aún mal humorada y subió las escaleras en busca de su amiga. Esta elegía la ropa que se iba a poner para salir cuando Crist irrumpio en el cuarto.
- ¿Qué quería tu abuelo?
- Mi abuelo me ha dejado a “Sisi”.
- Que divertido, el Seiscientos!!
- ¿Divertido?... Yo hubiese preferido el Audi.
- Pues a mi me mola “Sisi”, hasta el nombre esta guay.
- Ya… ya…. pero es que encima hay que limpiarlo.
Aurora sonrió abiertamente.
- Mientras antes lo limpiemos, antes estaremos en la calle.. – Crist se quedo un poco parada.- Vamos nena.- Y con estas palabras paso delante de ella dispuesta a limpiar el seiscientos.

El abuelo contemplo el pequeño automóvil y sonrió de oreja a oreja.
- Realmente habéis sido concienzudas, yo jamás lo hubiera dejado tan limpio.- Sonrió como un colegial.- Sabéis, este coche fue el primero que compre. Fueron los ahorros de algunos años de trabajo, si… años… pues poco a poco fui ahorrando para poder comprármelo. Con él corteje a tu abuela, ella fue quien le puso el nombre de “Sisi”. Con él me fui de viaje de novios, y tu madre casi nace también ahí. Después la vida mejoro y me pude comprar otros coches mejores, pero siempre lo he conservado, nunca lo he querido cambiar pues lo que he vivido en este coche es irrepetible.- miro a Crist y a Aurora como si las viera por primera vez.- Espero que vosotras viváis cosas realmente buenas llevando este coche.
Crist siempre había visto aquel coche como una vieja tartana, pero después del discurso lo empezó a ver de otra manera, incluso le empezó a gustar aquel pequeño vehículo. Sin poder evitarlo le dio un calido abrazo a su abuelo sintiendo que era el mejor abuelo del mundo. Cuando por fin lo soltó subieron a “Sisi” y salieron en busca de un poco de marcha.

Eran las tres de la mañana cuando entraron al dormitorio que ocupaban las dos amigas. Venían muy contentas después de una velada maravillosa, a la panda le había encantado “Sisi” y la verdad es que para ser tan viejecito estaba muy bien conservado. Aurora no supo porque pero pensó que había visto una ráfaga de luz en la casa de enfrente al entrar… como en su sueño, pero esta vez no estaba durmiendo.
- Crist… - supo que aquello ya lo había preguntado.- ¿La casa de enfrente esta realmente deshabitada?
- Si, ¿Cuántas veces te lo voy a tener que decir?
- He visto una luz.
- ¿Luz? .- Crist se acerco a la ventana y miro con intensidad.- Yo no veo nada.. habrá sido el reflejo de la luna, esta llena.
Como en su sueño era el reflejo de la luna, pero en su sueño había algo mas…
- Estoy muerta de sueño, voy a acostarme.
- Crist…. ¿Tu nunca has visto nada hay enfrente?
- No… duérmete ya.. que pesadita te pones hija.- suspiro antes de terminar.- Mañana te voy a levantar súper temprano para andar un rato y ver amanecer desde la playa, así que espero que respondas.
Aurora se quedo un rato mas en la ventana observando la casa. El sueño la invadió poco a poco y se acostó, antes de evadirse en los brazos de Morfeo una sutil sonrisa le vino a la mente.