viernes, 29 de octubre de 2010

Para siempre...

Otro año mas llamaron a la puerta y fue con algo de dificultad hasta ella. La abrió y unos niños le pedían "Truco o trato". Tenía preparados unos pocos caramelos para la ocasión, no es que estuviera de acuerdo con aquella tradición que había venido de las americas pero que remedio, eran niños y los niños siempre eran la alegría de la huerta. Fue despacio hasta el pequeño salón y se sentó de nuevo ante la tele. En realidad no le estaba prestando la mayor atención, no le interesaba lo que echaban y a pesar de tanto canal nunca encontraba nada que la llenara. En ,ya no le llenaba nada, la casa estaba tan vacía como su interior. No supo cuanto tiempo paso mirando la caja tonta por hacer algo cuando de nuevo llamaron a la puerta. Se levanto de nuevo y fue hasta ella, otros niños, otro trato, otros caramelos que cayeron en sus bolsas. Este gesto se repetiría varias veces hasta que se quedo sin una chucheria en la fuente que había preparado esa misma tarde. En la última entrega miro la hora y eran casi las doce... ¿Por qué no?.. Se puso el abrigo y salio a la calle. Ando por las calles donde todavía se veían algunos fantasma, brujas y diablillos. Paseo sin rumbo fijo y llego al parque donde algunos pub ofrecían fiestas de Halloween y la gente entraba y salia disfrazada de aquellos locales. Se cruzo con muchos jóvenes que llevaban provisiones para beber y comer en algún sitio a la intemperie de aquella fría noche... y es que hacía frió, si. El cielo despejado dejaba ver una intensa y hermosa luna llena y caía una helada, o al menos eso fue lo que ella pensó cuando se ajusto mas el abrigo que había cogido al salir. Se acordó de su calentita bufanda que se había dejado en la percha.. la tendría que haber cogido, pensó para sus adentros.
Se sentó por fin cansada, ya no estaba para tanto trote. Recordó cuando ella misma era una joven chica que encandilaba a todos los chicos. Se acordó de sus amigas, de sus amigos, de su amigo.. su amigo especial que un día le pidió que se fuera a vivir con él... de como renuncio por su compromiso con su familia. Su familia, raíz indiscutible en su vida. Toda su vida dedicada a cuidar de su padre y de su hermano cuando su madre murió, toda su vida en aquel piso de donde hacía un buen rato había salido por la puerta... toda su vida...
- Perdona, ¿Estas sola?
Aquella voz... estaba segura, segurisima de quien le hablaba, pero no podía ser, él estaba lejos, en Madrid y siempre que iba al pueblo la avisaba para salir y esta vez no lo había echo.
- Eduardo... ¿Que haces aquí?
- He venido a tu llamada.
- ¿Mi llamada?
- Si... ¿No has pensado en mi hace un momento?
- Pues la verdad.... la verdad es que.... si.... pero... ¿Como lo has sabido?
- No se... pero estoy aquí.
Aquello a Lisa le resulto algo extraño.
- ¿Te estas quedando conmigo?
- Si... eso pretendo... por fin poder quedarme contigo.
Lisa se estremeció, hacía frió y lo noto de nuevo. Eduardo se sentó a su lado y la miro a los ojos. A pesar de los años aún la veía bonita, tenía la piel mucho mas arrugada que cuando la conoció, se notaba el cansancio de los años, del trabajo, del sufrimiento. De una vida entregada a un padre casi invalido y a un hermano solterón de carácter difícil. Se hizo cargo demasiado joven de una casa, de unas responsabilidades que le venían grandes. Tuvo que afrontar dificultades que muchos adultos no podrían haber afrontado. Renuncio a todo, a su único amor por ser mujer de hogar. Todos se fueron, primero su padre y al final su hermano dejándola sumida en un oscuridad que a dudas penas podía alumbrar con algo de esperanza. Mayor, sola... ¿Que había pasado?... en aquella oscuridad encontró las respuestas, quizás si aquella tarde de Octubre en vez de decir que no a la pregunta de su amor hubiera dicho que si habría tenido vida. Quizás habría tenido un hogar, su hogar, unos hijos, a lo mejor nietos..... pero el "No" la sepulto para siempre en vida juntos a aquel a quien debía lealtad por haberle dado a ella la oportunidad del derecho de nacer.
Su amigo, su mejor amigo, su único amigo en aquel tortuoso camino la llamaba puntualmente todos los viernes y venia a verla cuando podía. Salían juntos durante unas horas y en esas horas todo se olvidaba, era como una primavera prematura que había que disfrutar de cada una de sus flores, de su calidez, de sus perfumes. Aquel "No" había dado lugar a una amistad verdadera y única.... ella pensaba para su consuelo por aquellos entonces que era mejor así, disfrutar del buen vino en pequeños sorbitos.
Cuando murió su padre y se quedo a solas con su hermano se sintió desfallecer, aquel solterón tenía muy mal genio, quizás algunas veces demasiado mal genio. Se volvió una sombra en la casa donde siempre estuviera todo a punto, todo en su sitio. Se refugio en la misa y en la oración, en pedir a su Dios que la furia no llegase a desbordar la armonía existente.
El tabaco pobló los pulmones de humo, el alcohol calo el estomago y el hígado y una tarde sin previo aviso el corazón de su hermano pensó que ya no aguantaba mas en aquel torturado cuerpo y dejo de latir.
Al volver del cementerio se sentó en el sofá y miro a su alrededor... y ahora, ¿que?... se pregunto cuando se dio cuenta de que ya no había a nadie a quien cuidar... ¿Se tendría que dejar ella también o era su momento?. Fue hasta el cuarto de baño y se miro al espejo por primera vez desde hacía muchos, muchos años. Estaba vieja, arrugada, estropeada, cubierta de aquel luto que la hacia envejecer mas. Hizo la cuenta de los años que ya acarreaba desde que exhalo el primer suspiro de vida y se supo en los 72... ¿Que podía esperar ya a tan avanzada edad?.
Noto el brazo de él que la rodeaba y un escalofrío le recorrió la espalda, estaba allí, esperando.
- Me gusta el juego de palabras que has hecho.. quiero quedarme contigo.
- No es un juego de palabras, te hablo en serio Lisa.
Lisa lo miro y descubrió la misma sonrisa encantadora de siempre, esa que la transportaba donde solo los enamorados pueden ir.
- ¿Y donde nos quedamos?
El no contesto, se levanto y le ofreció la mano, ella se la cogió gustosa. Hacia tanto frió que la mano de Eduardo la noto helada y creyó que iba a empezar a tiritar. Entonces ocurrió algo inesperado, algo que estaba fuera de todo acto preconcebido. La música de Lorenna Mckennitt empezó a sonar a sus alrededor, la canción de Santiago, esa que tantas veces había oído y que tanto le gustaba. Su cuerpo se aligero y embriagada por una extraña sensación empezó a bailar al ritmo de la música. El Frió se escapo poco a poco y la luna se hizo mas brillante y cálida, cerro los ojos, no quería pensar en nada, quería disfrutar de aquella nueva primavera que había entrado de sopeton y sin anunciar en su entristecida vida. Cuando se extinguió aquella primera canción sonó otro que también conocía, era la primera canción que habían bailado juntos a petición de ella, "Every thing a do... I do is for you..." Cantaba Bryan Adams mientras estaban abrazados totalmente disfrutando de la balada... "Todo lo que hago, lo hago por ti"... oyó la voz de Eduardo como un susurro en sus oídos... ¿Te vienes conmigo para siempre?... le pregunto de nuevo... Ella no contesto, no le salía la voz, pero cabeceo un suave si. Se separaron y extrañada vio a un joven Eduardo como el de entonces, con todo su pelo, sin ninguna arruga, con aquella adorable sonrisa y aquellos profundos ojos que le enamoraron. Ella lucia su larga cabellera rizada y castaña que le caía en cascada por la espalda, sus arrugas habían desaparecido y vestía un precioso vestido blanco, ligero y largo hasta los pies. No estaba cansada, todo era luz a su alrededor, la música sonaba todavía de fondo y abrazados se adentraron en el paraíso.... para siempre...
Sonó el teléfono móvil con insistencia y Atenea lo cogió con sueño, miro la pantalla y vio el nombre de Miriam.
- Dime Miriam...
- Ate, tengo que darte una mala noticia, anoche tuvo un accidente Eduardo cuando venia de Madrid con su coche y se ha matado...
Atenea contuvo la respiración.... Eduardo se había matado....
- ..y a Lisa se la han encontrado esta mañana muerta en el parque, por lo que se ve...
La voz de Miriam se extinguió.... Edu y Lis.... los dos, el mismo día.... no podía ser....
- Miriam... necesito un café...
- Nos vemos donde siempre y me lo tomo contigo...
- Dentro de media hora...
Atenea colgó el teléfono y se metió en la ducha. Dejo que el agua caliente cayese un rato sobre ella y entonces creyó verlos... pensó que era una alucinación, pero entre el vapor supo que no era así y tuvo la certeza de que el destino por fin los había unido mas allá de la eternidad.

miércoles, 6 de octubre de 2010

La casa de las Diez Ventanas

XX

Abrió la puerta y vio el gran ataúd doble. No podía resistirse a verlos por última vez. Estaban uno al lado del otro cogidos de la mano y parecían sonreír. Crist los miraba en silencio y unas lagrimas de nuevo asomaron a sus mejillas, sabía que era la ultima vez que contemplaría esos rostros.
- Crist, no llores.
Crist se asusto un poco.. esa voz… era su voz..
- No te asustes, somos nosotros.
- Tus abuelos.
Crist los sintió, estaban allí en la estancia, gráciles, etéreos. Un escalofrió le recorrió la espalda.
- ¿Abuelos?.- preguntó casi sin voz.- ¿Cómo es que estáis aquí?
- Por que vivimos en ti.- Oyo decir a la anciana.- Lo que contemplas es un cuerpo inerte, lo que sientes en tu corazón es el contacto de nuestras almas al compás de tus sentimientos. Estaremos siempre contigo, siempre que tu nos recuerdes. Viviremos en ti, veremos por ti.
- ¿Por qué este final?
- Es la única forma de poder acceder a sitios que tu aun no entiendes.- Era su abuelo el que hablaba ahora.- De abrir puertas perdidas en el espacio.- Hizo una pequeña pausa.- De ayudaros a acceder.
- A acceder… ¿Dónde?
- Lo sabrás cuando llegue el momento.- Oyó decir a su abuela.
Hubo un largo silencio en el cual Crist intentaba ordenar sus ideas. Puertas, espacios, dimensiones desconocidas.. ¿Qué significaba todo aquello?
- Cuando todo acabe.- Oyó de nuevo a su abuela.- Tenéis que ir al hospital, sacarlos de allí.. él pudo escapar durante el intervalo del descubrimiento y nuestra muerte y los ha atacado, a los dos.
- Ella es la que esta peor, necesita tu sangre para sobrevivir.. debes de ir ahora mismo, antes de que depositen nuestros cuerpos en la tierra.
- Tienes que escapar un momento Crist, sin demora.
- Y cuando todo acaben
- SACARLOS .- Las dos voces se unieron en esta afirmación.
- Cuando salgan debéis de vivir en casa, en nuestra casa los seis.- continuo su abuelo- La unión es fundamental.
- Recuerda el circulo de la fuerza.
- Es importante… y sobre todo no os quedéis nunca solos.
- Estar siempre dos, como mínimo.
- Solos…
- No…
- Crist… recuerda.. viviremos siempre contigo.
- Debes de ser fuerte.
Hubo un largo silencio de nuevo. Crist notó una tensión en el ambiente, algo extraño. Esta vez fue la voz de su abuelo quien lo rompió.
- Crist, nos tenemos que ir ya, recuerda todo lo que te hemos dicho.
Una tenue luz salio de los cuerpos y Crist sintió una especie de alivio infinito. Las lagrimas se le secaron por completo y algo se renovó dentro de ella... pensó en Alejandra.. “ella es la que esta peor, necesita tu sangre ya”… sin pensárselo mas salio de la estancia decidida.

Aurora, Leonardo e Ismael estaban sentados fuera sumidos en un incomodo silencio. Ella había querido entrar sola a verlos por última vez antes del entierro. Los padres de Crist se habían ido a tomar un pequeño tentempié y ellos se habían quedado allí.
- ¿Cómo estará? .- pregunto Ismael mientras no dejaba de dar vueltas.
- Mal.- Contesto Aurora rotunda.- Pero es algo que tiene que pasar ella sola.
- Cuando estas hay, delante de la persona que quieres te partes en dos, hay un momento de reflexión muy intimo y le cuentas esas cosas que en vida no te atreviste a decirle del todo, que se lo dijiste a medias… Luego te arrepientes y comprendes que nada es eterno y que la vida es tan fugaz como un suspiro.- Hizo una pequeña pausa.- Al final te queda el consuelo de que quizás en algún lugar inconcreto ella te esta oyendo.
Los dos miraban a Leonardo que estaba pálido y una lágrima se le resbalaba por la mejilla. Ismael fue hasta su lado y le rodeo con el brazo los hombros y Aurora noto dentro en algún lugar inconcreto su dolor.


Crist salio como una exhalación y se dirigió con firmeza a Leonardo.
- Nos vamos al hospital, tu hermana ha empeorado.- dijo con resolución.
Los tres la miraron algo atónitos… ¿Cómo había dicho?.
- Leonardo, vamos.- Se dirigió a los otros dos.- Cuando vengan mis padres les decís que necesitaba salir un rato a respirar.. lo comprenderán.
Leonardo la siguió sin comprender muy bien la medida de sus palabras. Se montaron en el coche y se marcharon para el hospital.


Maya se paro ante la verja, estaba destrozada, no sabía si podría dar un paso mas. Miro la casa y todo estaba igual que siempre, los rosales, el gran jazmin, el caminito de piedras, el balancín del porche donde tantas veces se había sentado con su madre para las confidencias mas intimas, ese era el sitio preferido de ella y el de su madre. Se encamino hasta él y se sentó. Los olores de las flores se mezclaban con la fragancia que aun desprendía el balancín, era su olor, era el olor de su madre, ese olor tan suyo, tan personal. Se hizo un ovillo como cuando era pequeña y creyó notar su presencia, cerro los ojos y creyó que le acariciaba el cabello acurrucada en su regazo, su regazo.
- Cariño, ¿Qué te pasa?
Abrió los ojos y se sorprendió, ella estaba allí.
- Pero nenita, parece que hayas visto un fantasma.
- Mama tu… tu… habías…- Estaba segura de que acababa de venir de su entierro y estaba sentada en el balancín, estaba acurrucada con ella en el balancín.. estaba confusa, no comprendía nada.
- Anoche llegaste algo tarde y te acompañaba un chico.- Continuo la anciana.- Te tuve que echar un capote ante tu padre, tu sabes que él es mas serio para las cosas de las horas.- sonrió-. y sobre todo para los chicos.
Maya miro bien a su madre, no estaba tan mayor, estaba rejuvenecida, muy rejuvenecida.
- ¿Por qué me miras tanto?
- Mama, tu… estas muy joven.
- Gracias por el piropo.. y mira que no me hecho potingues para que no me salgan arrugas.
Se incorporo y entonces se dio cuenta. Su ropa, su ropa era… se levanto como una exhalación y fue directa a su dormitorio. Estaba todo como cuando vivía allí, el armario con sus vestidos, camisetillas, pantalones y al verse en el espejo se dio cuenta, tenía 16 años aproximadamente… ¿habría vuelto al pasado?
Su madre entró tras ella y la observo extrañada.
- Maya, hija, ¿Qué te pasa?
No pudo contenerse y se abrazo a ella llorando. La abrazo fuerte, no la quería soltar, pensaba que si lo hacía algo fallaría, se esfumaría aquella extraña magia que la había devuelto a su juventud. Tubo que ser su madre quien la separara poco a poco y se sentara con ella en la cama.
- Y ahora explícate, ¿Quién era ese mozo?
Maya recordó, ya sabía en el día que estaba, un día que nunca olvidaría, era 11 de Agosto de 1971, el día en que su marido le pidió de salir y ella dijo que si.
- Se llama Roberto.
- Supongo que habéis quedado para mañana, ¿verdad?
- Si, bueno…. hemos quedado en el paseo marítimo.
- Pues me gustaría conocerlo, dile que se pase por casa a tomar algo y..
- ¡Mama!....
- Hija, tengo buen ojo, ayer lo vi muy emocionado y te puedo casi asegurar que va a ser tu marido y el padre de tu hija… pues tendrás una preciosa hija y le pondrás el nombre de tu abuela, Cristina.
Maya se quedo parada… ¿Cómo sabía su madre? … Ella pareció adivinarle el pensamiento.
- Una madre lo sabe todo, o casi todo… siéntate, tengo que contarte una cosa.- Maya se sentó a su lado-. Lo que te voy a decir no lo vas a entender muy bien y en su día te lo volveré a recordar. Llegara el momento en que tengas que tomar una decisión que va a ir en contra de tus pensamientos, pero es lo que debes de hacer.- Se quito una preciosa cruz de oro que relucía dentro de una cadena.- Esta cruz era de mi madre y ahora será tuya.- le explico mientras se la ponía a su hija.- No te la quites nunca pues cuando llegue el momento se la tendrás que pasar a tu hija como yo he hecho contigo. Tendrás que escucharla y comprenderla, tendrás que dejarla en vez de llevarla contigo. No le falles.
Maya no podía articular palabra, eran tantas cosas.
- Recuerda Maya que siempre te voy a querer, allí donde este.- Con estas palabras la abrazó de nuevo con fuerza. Maya notó las lagrimas de nuevo en sus ojos y lloró como cuando era pequeña, sintió el calor de su madre. Al separarse vio a su padre detrás y se abalanzo sobré él susurrándole que lo quería. Noto la caricia de su madre en el pelo, noto la suavidad de su beso en la mejilla, notó un súbito arranque de ternura por parte de los dos, como se acurrucaba de nuevo en la cama aferrada a sus padres, como entraba en un placido sueño….

Crist vio a su madre durmiendo en el balancín. Habían sido muchas horas agotadoras. Ella se sentía desfallecer. En el hospital todo había sido como su abuela le había advertido. De una manera inexplicable Alejandra había perdido tanta sangré que había entrado en un turbio sueño. Todos pensaban que su dormitar era por el cansancio y gracias a Crist habían salido de su error. Entre su hermano y ella habían cubierto la extrema gravedad de aquel asunto y se había quedado en vigilancia absoluta. De vuelta al tanatorio hablaron brevemente sobre el asunto, al llegar todo se desvaneció. Había empezado a llegar familia, amigos… los pésames y atenderlos lleno su tiempo. La misa estuvo llena del Réquiem como ellos habían querido y todo salió según lo establecido. Cuando llegaron a la casa ellos se despidieron y se marcharon al hospital. Crist vio con pena como su madre no era capaz de pasar el umbral y como abatida se quedo en el balancín. Aurora la observaba, se acerco a su amiga y le puso una mano en el hombro, ella la miro interrogativa.
- Tendrías que acostarte un rato.
- No tengo sueño, vayamos a dar un paseo, ¿Quieres?
Aurora se sentía agotada pero no dijo nada, busco las gafas de sol y salió con su amiga. Anduvieron un rato en silencio, sin rumbo fijo y fue Crist quien rompió aquel silencio.
- Desde que regresamos del hospital no he podido hablar contigo… Aurora, me hablaron allí dentro, me dijeron lo de la hermana de Leonardo, por eso nos tuvimos que ir corriendo… ella..
- Me ha comentado algo Leonardo brevemente.
- Estoy pensando en todo lo que me dijeron, mi madre va a querer que nos volvamos con ellos y si lo hacemos todo habrá sido en vano… tenemos que quedarnos, ¿sabes?... vivir todos en la casa. Ellos me lo dijeron bien claro…
- Yo creo que tu madre lo entenderá.
- No se.
- No pienses mas en ello… todo saldrá bien.
Aurora le paso el brazo por los hombros y ella se dejo hacer. Estaba tan cansada que no le replico a su amiga. Aunque de una forma extraña sintió que sus palabras la reconfortaba, tanto, que se creyó convencida de ello.

Maya se despertó y miro algo desorientada a su alrededor. Estaba en el balancín, y poco a poco se fue ubicando y reincorporando. No sabía las horas que llevaba allí pero era de noche. Miro el reloj y marcaban las cuatro de la madrugada. Recordó a su madre, la conversación, el abrazo de despedida.. todo había sido un sueño, pero un sueño tan real que podía notar su perfume envolviendo todo su ser.
- Te has despertado por fin.
La voz de su marido le sobresalto, miro para la puerta y lo vio allí de pie, observándola.
- Si… acabo de hacerlo.
- Te dormiste cuando volvimos y no he querido despertarte.
- ¿Tu has descansado?
- No, aún no.
- ¿Y las niñas?
- Están durmiendo. Se marcharon a dar un paseo y al regresar comieron algo y se acostaron.
- Pobres, tienen que estar agotadas.
- Igual que todos… ¿Quieres un chocolate caliente y reconfortante?
- Eso no se pregunta.
Vio a su marido desaparecer por la puerta y pensó en lo mucho que lo quería, había sido lo mejor que le había pasado en la vida. Todavía recordaba la primera vez que lo vio, estaba en su misma clase en el instituto y le pareció que era el chico mas guapo que había visto nunca. Era alto, apuesto y lo que mas le gusto eran sus ojos grandes y expresivos. Ella lo miraba de reojo y se cruzaban de vez en cuando. Coincidieron por primera vez en aquel guateque que organizo un amigo de su amiga en casa y a la cual fue invitada. Estuvieron bailando suelto y cuando llego el momento de lo agarradito ella fue a sentarse, mas antes de llegar a la silla él la cogió de la mano y le pidió de bailar. Después de bailar estuvieron hablando un buen rato y a partir de entonces sus encuentros se hicieron mas frecuentes. Aquella noche después de bailar un buen rato le dijo de darse un paseo. Fueron a la playa, una luna llena lo llenaba todo, se sentaron en la arena y hablaron de varias cosas, hubo un silencio y entonces fue cuando la pregunta salió de su boca “¿Quieres salir conmigo?... Ella pensó que el corazón se le saldría de un momento a otro del pecho, con la voz ahogada por la emoción le y dijo que “Si”. El le dio un tímido beso en los labios.. su primer beso. Ya no hubo mas palabras, ella saboreo el dulzor de aquel momento y al rato la acompañaba de la mano hasta su casa… era feliz.
- Toma el chocolate.
Cogió la taza y tomó un sorbo de aquel delicioso manjar que su marido le ofrecía mientras que él se sentaba a su lado y le pasaba el brazo por detrás de sus hombros.
- ¿Sabes de que me he acordado ahora mismo?
- ¿De que?
- De la primera vez que te vi, de la primera vez que bailamos juntos y de nuestro primer beso.
- Uf!... aún recuerdo cuando llegaste al siguiente día y me dijiste que tu madre me quería conocer… me puse a temblar, pero luego todo resulto ser mas fácil de lo que me había imaginado en mi interior.
Maya no dijo nada, tomó un sorbo y después de un lago silencio lo soltó.
- He soñado con mis padres.- hizo una pequeña pausa y cogió aire.- Era el sueño tan real que pensé que estaba de nuevo en el pasado.
El le acaricio el pelo.
- ¿Y que pasaba en tu sueño? .- le preguntó con suavidad.
- Soñé con el momento en que mi madre me decía que quería conocerte, fue aquí mismo. Luego subí a mi cuarto y hable cosas con ella, mas tarde me abrace a ellos y me despedí.
- Dicen que cuando no te puedes despedir de un ser querido algunas veces el subconsciente mismo te hace vivir algo para que lo puedas hacer… ¿Te sientes un poco mejor?
Ella cabeceo un si y se termino en un par de sorbos el chocolate. Dejó la taza en el suelo y se acurruco en su marido, su fortaleza, al ratito los dos se acunaron en los brazos de Morfeo.


Crist percibió un envolvente y sugerente olor al entrar en la cocina.
- Chocolate con churros.- Comento Aurora que entraba detrás.
- Eso parece.
Sus padres estaban sentados a la mesa desayunando ya tan sabroso desayuno. Ella se echaron sendas tazas de tan preciado majar y se sentaron a dar cuenta de ello. Al terminar Maya llamo a su hija aparte.
- Cariño, queremos irnos después de comer, así que id haciendo las maletas.
Crist cerró un momento los ojos y miró a su madre directamente.
- Aurora y yo no nos vamos a ir.
- Crist, esto no es discutible, no os vamos a dejar solas.- Hizo una pequeña pausa.- Dentro de unos días tendremos que venir de nuevo seguramente a hacer papeleos, entonces vendremos todos de nuevo.
- Mama, antes de irnos tenemos que resolver unos asuntos muy importantes.- Hizo una pequeña pausa.- Tu no lo entiendes, tenemos que hacer…
- La que no entiende eres tu… NOS VAMOS…
- Es que nosotras tenemos algo que hacer y….
- Con esos Draco, ¿verdad? … Ya me comento Adelaida que fue entrar ellos en la casa y paso lo de tus abuelos… no quiero que te juntes con ellos… ellos están…
- No lo están… no lo digas… ya se de sobra todo lo que dicen en el pueblo, y si, hay un asunto pendiente con ellos y por eso no nos vamos a ir hasta que se resuelva.
- Crist…. por favor….- Maya paro en seco su reprimenda. Clara como si estuviera allí oyó de nuevo las palabras de su madre. “Tendrás que escucharla y comprenderla, tendrás que dejarla en vez de llevarla contigo. No le falles”. – Te quedaras, pero antes tengo que darte algo.-
Crist vio como su madre se quito la cruz que siempre llevaba puesta y se la ponía a ella.
- Era de tu bisabuela, luego fue de tu abuela.. ahora debes de llevarla tu, ella te protegerá.
Antes de que Crist pudiera decir nada la madre salio de la estancia. Después de comer se marcharon como habían dicho.